Trapero redobla en la Audiencia Nacional su desapego de Puigdemont y del "procés"

Con la Fiscalía manteniendo aún la acusación por rebelión, por la que le pide 11 años de cárcel, Trapero ha sostenido en la primera semana del juicio su inquebrantable defensa de la labor de los Mossos el 20S y el 1-O, sin ahorrar reproches al Govern de Puigdemont
El mayor de los Mossos d'Esquadra  Josep Lluís Trapero, al comienzo del juicio por la actuación de este cuerpo en el "procés", en la Audiencia Nacional en Madrid - EFE/Fernando Villar
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Tras desmarcarse del proyecto independentista en su impactante testifical de marzo pasado en el Supremo, el mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluis Trapero ha redoblado esta semana en la Audiencia Nacional su desapego del expresidente Carles Puigdemont y de la "barbaridad" del 'procés'.

Con la Fiscalía manteniendo aún la acusación por rebelión, por la que le pide 11 años de cárcel, Trapero ha sostenido en la primera semana del juicio en la Audiencia Nacional, en un desangelado polígono de San Fernando de Henares (Madrid), su inquebrantable defensa de la labor de los Mossos el 20S y el 1-O, sin ahorrar reproches al Govern de Puigdemont.

A la espera de que la próxima semana empiecen las testificales, con la comparecencia del antagonista de Trapero, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos -con quien volverá a coincidir por primera vez desde octubre de 2017 en una misma sala-, las primeras sesiones del juicio al mayor y a la antigua cúpula de la consellería de Interior se pueden sintetizar en seis claves:

TRAPERO SE OFRECIÓ ÉL MISMO A DETENER A PUIGDEMONT

A la primera oportunidad que le dio el fiscal Miguel Ángel Carballo, Trapero marcó distancias con Puigdemont, con quien dijo que no tenía una "relación estrecha, ni buena ni mala" y lo desvinculó de su ascenso medio año antes del 1-O al rango de mayor, la máxima categoría en los Mossos, que llevaba una década vacante.

De hecho, la única vez que desde el Govern le sondearon para saber cómo actuarían los Mossos si se daba una "doble legalidad" fue en septiembre de 2016. Trapero fue tajante: Siempre cumplirían lo que ordenasen los jueces porque "la doble legalidad no existe".

Trapero mostró su "incomodidad" con la hoja de ruta unilateral, que consideraba una "barbaridad" y, ante las dudas que mostró el fiscal sobre su plan para detener a Puigdemont, certificó que él mismo se ofreció a arrestarle si lo ordenaba el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) tras la DUI.

Como prueba, ha aportado un correo del 25 de octubre de 2017 en que ordenaba a su número 2, el comisario Ferran López, que preparara el dispositivo para practicar las detenciones.

Ante el tribunal, Trapero ha lamentado que, aunque se lo plantearon tras una tensa reunión con Puigdemont, los mandos de los Mossos decidieron finalmente no desmarcarse públicamente de los planes del Govern para seguir adelante con el 1-O.

El mayor ha desvelado que en aquella reunión, del 28 de septiembre de 2017, además de advertir de los riesgos que suponía el 1-O para la seguridad pública, le mostró a Puigdemont su temor de que si se mantenía el referéndum ilegal podrían dar una imagen de los Mossos como cuerpo "represor", a lo que el entonces president replicó que aún era más importante la imagen de su Govern.

Tras su destitución el 28 de octubre de 2017, Trapero, que ya tenía una causa abierta por su supuesta connivencia con los planes independentistas del Govern, se recluyó para preparar su defensa: rechazó abruptamente -"ni que me llamen"- la oferta de JxCAT para ir en las listas de Puigdemont el 21D y ni se planteó aceptar su restitución al frente de la policía.

¿DATOS FISCALES? NO, GRACIAS

Ha sido una de las grandes revelaciones de la primera semana del juicio: la consellería de Economía en la etapa de Oriol Junqueras pidió en dos reuniones en 2017 a los Mossos que les cedieran los datos de encausados por fraude fiscal y de registros de hoteles y apartamentos de Cataluña, para averiguar si pagaban impuestos a la Generalitat.

"Nos negamos", desveló Trapero, al considerar esta petición una "barbaridad". En un tercer encuentro, en julio de 2017, responsables de Economía abordaron las "competencias plenas" en seguridad y el control de aduanas, por lo que los Mossos se fueron a media reunión.

Está por ver si la revelación de Trapero sobre estos planes de Economía repercute en la causa del TSJC contra dos exaltos cargos de Junqueras, Josep Maria Jové y Lluis Salvadó, por la creación de estructuras de Estado.

DEFENSA EL MODELO DE MEDIACIÓN DE LOS MOSSOS

Más allá de su estrategia de desmarcarse del Govern, el mayor ha centrado su defensa sobre los dispositivos del 20S y del 1-O en su premisa de que los Mossos defienden desde 2013 un modelo propio en el que prima la mediación para evitar males mayores.

El 20S intentaron evitar al máximo el contacto de los policías con los concentrados que protestaban por el registro de la Guardia Civil en Economía porque temieron que la situación se le podía ir de las manos. "Teníamos que actuar así porque cualquier cerilla podría encender una hoguera importante", alegó.

Sobre el 1-O, aseguró que cuando insistía en la necesidad de que los agentes actuaran de forma proporcional, no lo hacía como "excusa" para que el referéndum se pudiera celebrar, sino por convicción con su modelo: "yo me puedo equivocar, pero no necesito excusas". "No es no querer, es no poder", exclamó.

HACE AUTOCRÍTICA PERO SE SIENTE "INJUSTAMENTE TRATADO"

En la única vez que abandonó su perfil público más bien adusto, Trapero se sinceró ante el tribunal admitiendo que se ha sentido "injustamente tratado", tanto él como el cuerpo, con las acusaciones por su papel en el proceso independentista, lo que le ha provocado "tristeza no, lo siguiente".

Y ello pese a que en esta ocasión no ha esquivado la autocrítica: algunos agentes hicieron "menos de lo que tocaba" el 1-O por "motivaciones ideológicas"; informó a sus mandos de Interior de los planes de Fiscalía para detener el referéndum ilegal, pero no "con mala fe" sino para activar el uso de los recursos necesarios para cumplirlas; y les costó distinguir si las personas que ocupaban las escuelas la víspera del día D lo hacían para preparar la votación.

DE LOS COBOS

Era imposible que la figura de De los Cobos, el azote de Trapero, no saliera en el juicio, antes de su testifical del próximo lunes. Según el mayor, la juez del TSJC Mercedes Armas aclaró que el dispositivo "único y conjunto" que había establecido para impedir el 1-O estaría "liderado y dirigido" por el coronel, por lo que actuaron "en consecuencia".

Más allá de su falta de entendimiento con su antagonista, Trapero ha destacado que no detectó ningún tipo de recelo hacia los planes de los Mossos, y que así se lo hizo notar el entonces fiscal superior de Cataluña José María Romero de Tejada -ya fallecido- en una de las reuniones de planificación: "Tenemos toda la confianza en el cuerpo", le dijo.

ACTORES SECUNDARIOS SIN CAPACIDAD OPERATIVA

Pese a que todos los focos en el juicio han sido hasta el momento para Trapero, los dos acusados de la cúpula de Interior -el exsecretario general Cèsar Puig y el exdirector de los Mossos Pere Soler- han coincidido en una misma versión exculpatoria: no tenían capacidad operativa sobre la policía y no interfirieron en su labor.

Antes que dar una orden a los Mossos para que desobedecieran el mandato judicial, Soler habría dimitido, aseguró ante el Tribunal, donde desveló que Trapero le abroncó por sus tuits políticos: no sólo dejó de publicarlos, sino que ni siquiera fue a votar el 1-O.

La intendente Teresa Laplana -que tras su declaración ya no volverá al juicio hasta las últimas sesiones por su estado de salud- adujo que no era la responsable del dispositivo del 20S y se escudó en que no tenía capacidad de decisión sobre orden público. 

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