El PSOE ambiciona dominar el mapa autonómico y Cs pelea por aventajar al PP el 26M

Por su parte, Unidas Podemos aspira a resistir el 26M con la mirada en el pacto con Sánchez

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El 26 de mayo, el PSOE, animado por los resultados de las generales, busca dominar la España autonómica y ser la primera fuerza en las doce comunidades que celebran elecciones, mientras el PP lucha por mantener su ventaja sobre Cs y conservar regiones emblemáticas como Madrid y Castilla y León.

Con estas aspiraciones, basadas en las expectativas del 28 de abril, los socialistas quieren dar un vuelco a los resultados de 2015 cuando sólo fueron el partido más votado en Asturias y Extremadura aunque la suerte de pactos con Podemos y otras fuerzas de izquierdas les permitió gobernar en otras tres comunidades: Castilla-La Mancha, Aragón y Baleares.

En 2015, el PP se impuso en ocho comunidades más Navarra (con UPN) aunque pese a ser la primera fuerza sólo consiguió la presidencia de cuatro: Castilla y León, Madrid, La Rioja y Murcia.

En Canarias, CC-PNC, fue el partido con más escaños en 2015, un total de 18.

Mientras Cs, que en 2015 obtuvo sus mejores puestos en Castilla y León, Extremadura, Madrid y Murcia, donde fue la cuarta fuerza, confía estas elecciones en arañar votos por la derecha y conseguir la presidencia de alguna región.

Este podría ser el caso de la Comunidad de Madrid donde, si se repiten los resultados de las generales, Cs fue la segunda fuerza al obtener 86.000 votos más que el PP tras un PSOE ganador con un millón de sufragios.

De repetirse el sentido del voto, la suma de Cs, PP y los 520.000 votos de Vox darían para una mayoría de gobierno, que podría llevar al candidato de la formación naranja, Ignacio Aguado, a presidir la Comunidad de Madrid.

En 2015, de los 129 escaños en juego en la Asamblea de Madrid, el PP obtuvo 48; el PSOE, 37; Podemos, 27 y Cs, 17.

En Aragón ocurre algo similar pues el 28 de abril Cs consiguió casi 155.000 votos -12.000 votos más que el PP- y se convirtió en la segunda fuerza detrás del PSOE.

De repetirse, la suma de Cs, PP y Vox superaría la unión de PSOE y Unidas Podemos y podría arrebatar la Presidencia al socialista Javier Lambán.

No obstante es complicado extrapolar resultados a las autonómicas, ya que Aragón cuenta con el regionalista PAR y la Chunta Aragonesista (2), que no se presentan en las generales.

En Extremadura, de repetirse el resultado de las generales, el PP estaría por encima de Cs pero necesitaría de Vox para quitar la Presidencia a Guillermo Fernández Vara.

En 2015, de los 65 parlamentarios extremeños, 30 fueron para el PSOE; 28, PP; 6, Podemos y uno, Cs.

En Castilla y León, el PP depende de hipotéticas alianzas con Cs, que experimentó un importante crecimiento en las generales.

Actualmente, de los 84 parlamentarios de Castilla y León, 42 son del PP, 25 del PSOE, 10 de Podemos, 5 de Cs, uno de IU-Equo y otro de UPL.

En Castilla-La Mancha, el PP, que en la actualidad copa todo el espacio de la derecha, tendrá probablemente que compartirlo con Cs y con Vox, pero sólo un pacto a tres quitaría la Presidencia al socialista Emiliano García-Page.

De los 33 parlamentarios de Castilla-La Mancha, 16 son del PP; 14, PSOE y 3, Podemos.

En Navarra, el panorama es diferente por la presencia de Bildu y Geroa Bai que gobierna desde 2015 y la presentación estas elecciones de Navarra Suma (PP, Cs y UPN).

No obstante, si se repiten los resultados de las generales, el PSN tendría posibilidades de optar a la Presidencia si pacta con la formación morada.

La Rioja, tradicionalmente gobernada por el PP, puede aspirar a seguir al frente del Ejecutivo si consigue el apoyo de Cs y mantener en su cargo a José Ignacio Ceniceros.

Actualmente, los 33 parlamentarios de La Rioja se reparten: PP, 15; PSOE, 10; Podemos, 4 y Cs, 4.

En Cantabria es especialmente difícil extrapolar las generales, ya que el actual presidente y candidato del regionalista PRC, Miguel Ángel Revilla, logró en 2015 un total de 12 escaños que, sumados a los 5 del PSOE, le dieron la presidencia, 17 escaños de un total de 35.

Asturias, gobernada por el socialista Javier Fernández, consiguió en las generales que el PSOE abarcara el 33 por ciento de los votos, marcando distancias con PP-Foro y Cs.

De los 45 diputados asturianos, 14 son del PSOE, 11 del PP, 9 de Podemos, 5 de IU-IX, 3 del FAC y 3 de Cs.

En Murcia, los populares afrontan las elecciones con más tranquilidad, aunque el PSOE fue el más votado en las generales, las tres candidaturas de centro derecha superan el 60 por ciento de votos.

De los 45 diputados de Murcia, el PP tiene 22; PSOE, 13; Podemos, 6 y Cs, 4.

En Baleares, el Gobierno de la socialista Francine Armengol, que en 2015 fue investida con los votos de Podemos y Més, afronta con cierto optimismo las autonómicas si de nuevo consigue esos respaldos.

Canarias, con Fernando Clavijo, de CC, al frente, también presenta una situación singular porque en las autonómicas los partidos nacionalistas tienen una gran presencia.

El sistema electoral canario, con siete circunscripciones insulares y una urna autonómica, hace que las generales no sirvan de referencia. En 2015, CC fue la tercera fuerza en votos pero la primera en escaños. 

UNIDAS PODEMOS ASPIRA A RESISTIR

Por otra parte, Unidas Podemos afronta las elecciones del 26 de mayo con vocación de resistencia. Sin opciones de ser primera fuerza en ninguna autonomía y sin la influencia de antaño en los 'ayuntamientos del cambio', Pablo Iglesias confía en sumar con el PSOE para así tener más poder de negociación en España.

"Estas elecciones van a ser muy importantes en clave estatal", dijo el líder de Podemos en la pegada de carteles del 26M, en la que pidió el apoyo para su partido porque, abundó, "del resultado de las elecciones municipales, autonómicas y europeas va a depender en buena medida que tengamos un gobierno de izquierdas de verdad".

La dirección estatal puso toda la carne en el asador el pasado 28 de abril en unas elecciones que rebajaron a Unidas Podemos a cuarta posición con 42 diputados en lugar de 71, aunque con opciones de formar gobierno con el PSOE.

Salvado ese trance, en esta 'segunda vuelta' la formación morada sabe que no tiene grandes batallas que ganar y parece esperar a que el tiempo pase para intensificar los contactos con el PSOE de cara a una investidura el 27 de mayo.

La agenda de Pablo Iglesias en esta segunda campaña será tranquila: por el momento ha viajado a Barcelona, este miércoles estará en Pamplona, y se espera que hasta el 26 de mayo pase por Zamora, Sevilla, Alcorcón (Madrid), Palma de Mallorca, Vigo y Ferrol (Galicia), Madrid y Tenerife.

De entre las ciudades que visitará Pablo Iglesias en esta campaña electoral, solamente una, la Barcelona de Ada Colau, es un referente de las denominadas "alcaldías del cambio".

Si en 2015 las candidaturas populares apoyadas por Podemos lograron el poder en Madrid, Zaragoza, Cádiz, Santiago de Compostela o A Coruña -además de sumar en Valencia con Compromís-, en esta ocasión la presencia de los de Pablo Iglesias ha perdido fuelle o incluso ha desaparecido, y eso que Podemos aspiraba a forzar la presencia de su marca en la papeleta.

Podemos, que no logró entenderse con Manuela Carmena por los puestos que debían ocupar en la lista los afines a Pablo Iglesias, no se presenta a las elecciones en la capital, donde ha pedido el apoyo expreso para esa lista y también la de Madrid en Pie, liderada por el edil de IU díscolo Carlos Sánchez Mato.

En Zaragoza, Podemos presenta junto a Equo la lista de Violeta Barba alternativa a la del alcalde Pedro Santisteve, en un giro que convierte en más que probable que el Ayuntamiento vuelva a manos del PSOE.

En Galicia, las aguas de las "mareas" también han andado revueltas aunque el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, sí es próximo a Pablo Iglesias y el secretario general estará en Ferrol con el alcalde Jorge Suárez.

Parecía dispuesto Pablo Iglesias a hacer una parada este sábado en Cádiz, donde las encuestas dan por hecho que el anticapitalista José María González 'Kichi' revalidará. Pero al final no irá allí sino a Sevilla, donde el socialista Juan Espadas tiene prácticamente asegurada la reelección.

IU, con 2.371 concejales según la formación, luchará en estos comicios por mantener su poder municipal, con Zamora como única capital de provincia que gobierna, aunque su alcalde Paco Guarido es contrario al pacto con Podemos defendido por el coordinador federal, Alberto Garzón.

De las doce comunidades en juego el próximo 26J (todas salvo Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco y Galicia), Podemos parte sin opciones reales de ser primera fuerza en ninguna, aunque aspira a ser clave en territorios como Aragón, Murcia, las Islas Baleares, Castilla-La Mancha o Canarias.

El objetivo es garantizar que el PSOE no necesite la ayuda de Ciudadanos para estar en los gobiernos y que mire a Podemos, que quiere vincular esos pactos con la negociación estatal con Pedro Sánchez.

La batalla por la Comunidad de Madrid, que podría pasar a manos del PSOE tras 24 años como bastión popular, es espinosa para Podemos, pues allí la formación de Pablo Iglesias compite contra su exnúmero dos, Íñigo Errejón, consciente de que la escisión le pasará factura.

Podemos no ha logrado pactar con Izquierda Unida en siete de los doce territorios que van a las urnas el 26M: en Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón, Castilla y León, Murcia y Canarias la formación de Pablo Iglesias no tiene listas de unidad con Alberto Garzón.

En mayo de 2014, meses después de su creación, Podemos dio la sorpresa en unas elecciones europeas en las que obtuvo 5 eurodiputados y más de 1,2 millones de votos.

Pablo Iglesias, la coordinadora andaluza Teresa Rodríguez, el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, la desempleada Lola Sánchez y el número tres Pablo Echenique se convirtieron en eurodiputados. Todos, menos Sánchez, emprendieron el camino de regreso a la política nacional.

Cinco años después, Podemos presenta a la profesora María Eugenia Rodríguez Palop para defender los principios del antifascismo en una Europa amenazada por la extrema derecha, y lo hace con la certeza de que -aquí sí- mejorará el resultado de partida.

Según el CIS, Unidas Podemos lograría en esa convocatoria entre un 13 y un 15 por ciento de los votos y 8 escaños.

Una vez pase la cita electoral, la dirección estatal de Podemos se volcará en su principal objetivo para 2019: lograr que la formación entre en el gobierno del Estado, un lugar desde el que Pablo Iglesias aspira a resistir y rearmar al partido. 

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