Vox espera estrenar en Castilla y León su primer asiento en un gobierno en España

Las encuestas apuntan a que PP y Vox sumarán una mayoría y la formación liderada por Santiago Abascal no esconde que esta vez quiere negociar un reparto de consejerías, lo que no obtuvo en otras ocasiones
Santiago Abascal y Javier Ortega Smith junto al candidato de Vox Juan García-Gallardo
photo_camera Santiago Abascal y Javier Ortega Smith junto al candidato de Vox Juan García-Gallardo

Las elecciones anticipadas en Castilla y León del 13 de febrero pueden servir para que Vox acceda por primera vez a una mesa de gobierno en España, ya que así lo intentará pactar este partido cuya parcela de poder se ha limitado hasta ahora a acuerdos parlamentarios en Andalucía, Madrid y Murcia.

Las encuestas apuntan a que PP y Vox sumarán una mayoría y la formación liderada por Santiago Abascal no esconde que esta vez quiere negociar un reparto de consejerías, lo que no obtuvo en otras ocasiones, bien por la entrada de Ciudadanos en la ecuación o, el año pasado en las anticipadas madrileñas, por la holgada victoria de Isabel Díaz Ayuso.

Vox asegura que el primer sillón que quiere ocupar es el de la Presidencia de la Junta, porque confía en superar al PP en las urnas dentro de dos semanas, pero los sondeos indican que su candidato a ese asiento, el joven burgalés Juan García-Gallardo, tendrá que contentarse con otro puesto, si llega el caso.

El CIS prevé que el PP le triplique en votos (el 29,8 % frente al 9,3 %) y aunque otras catas demoscópicas aumentan varios puntos el pronóstico para Vox, incluso hasta el 16 %, no obstante en todas ellas la diferencia entre ambos es notable.

Una muestra de que Vox da a estas elecciones un alcance nacional es cómo está decorada estos días la fachada de la sede del partido en Madrid: con una imagen gigante de García-Gallardo, escoltado por Abascal en segundo plano.

Acicate para que Vox las encare en clave nacional es esa posible primera entrada en un gobierno, con la repercusión que puede conllevar en otros ámbitos.

Y sobre todo medir a qué estatura puede llegar este joven partido, fundado hace poco más de ocho años y cuyo verdadero auge comienza hace tres años, en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, cuando sorprendió con el 11 % de los votos.

A esa cota le habían precedido resultados bastante más modestos, como el 0,2 % de las elecciones generales de 2016; aunque ya en 2014, recién nacido, obtuvo el 1,5 % en unas europeas, que le dejaron muy cerca de haber obtenido un euroescaño entonces.

Medirá su crecimiento ahora en Castilla y León, un territorio más propicio a priori para sus postulados que los del País Vasco y Galicia, donde hace año y medio se quedó con el 2 % de los votos en ambos casos, mientras que en 2021 se estancó en el 9,1 % en Madrid y el 7,7 % en Cataluña.

Tan solo en dos elecciones autonómicas hasta el momento ha alcanzado Vox un porcentaje de votos de dos dígitos -en aquellas andaluzas de 2018 y en las valencianas de 2019-, ya que no lo alcanzó en el resto de comunidades autónomas que votaron en 2019.

Sí ha superado ese listón de uno de cada diez votos en las dos últimas elecciones generales, con el 10,2 % en abril de 2019 y hasta el 15,2 % en noviembre de ese año.

En esa última cita para elegir representantes al Congreso, Vox alcanzó el 16,8 % de los votos en Castilla y León, con el 13,7 % en Soria como suelo y el 18,7 % en Ávila como techo.

Medio año antes, en los últimos comicios a la Junta, Vox tuvo menos del 5,5 %, pero las cifras de las últimas generales -de aproximadamente un voto por cada seis electores- son las que pueden servir a Vox de vara para medirse al volver a tallar su crecimiento, este 13F en las urnas de Castilla y León.

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