Podemos intenta salvar los muebles en la primera cita electoral sin Pablo Iglesias

Con Pablo Fernández repitiendo como candidato, Podemos confía en mejorar resultados teniendo en cuenta la proyección que ha ido ganando el aspirante como portavoz nacional del partido
En la imagen de archivo Ione Belarra y Pablo Fernández en una imagen de archivo durante un acto público
photo_camera En la imagen de archivo Ione Belarra y Pablo Fernández en una imagen de archivo durante un acto público

Podemos se enfrenta en Castilla y León a sus primeras elecciones sin Pablo Iglesias al mando y necesita superar esta prueba de cara al nuevo ciclo electoral que culminará en 2023, si no hay sorpresas, y en el que los morados se juegan ser determinantes en las ecuaciones de gobierno.

Con Pablo Fernández repitiendo como candidato, Podemos confía en mejorar resultados teniendo en cuenta la proyección que ha ido ganando el aspirante como portavoz nacional del partido, y que, según la estimación del voto del barómetro del CIS del pasado 26 de enero, no solo salvaría los muebles sino que podría ser llave en la formación del próximo ejecutivo castellano leonés.

Si se confirma ese casi empate entre PSOE y PP, como apunta el estudio demoscópico, único sondeo que lo pronostica, el partido morado podría sacarse la espina del batacazo de las autonómicas de 2019, cuando se dejaron ocho escaños (consiguieron diez en 2015), y quizá hasta pueda meter baza en Castilla y León con los procuradores que le asigna el CIS (entre 3 y 5).

Quedan casi dos semanas por delante para echar el resto y lidiar no solo con la problemática territorial sino también con la que afecta a nivel nacional y, por tanto, hacer frente al desgaste que supone gobernar en España y no haber cumplido con algunas de las expectativas de su electorado.

Ahí está la derogación de la reforma laboral, uno de los grandes compromisos de Podemos, que aparte de haber quedado descafeinada, el texto consensuado con sindicatos y patronal no ha conseguido de momento el apoyo de varios de sus socios de investidura, que son necesarios para sacarla adelante.

La intervención de los precios de los alquileres, clave en su programa, se ha encontrado ahora con el freno del poder judicial, aunque su informe crítico no es vinculante, y otras leyes que abandera Podemos, como la ley de trata de personas o la del "sí es sí", están en el inicio de su tramitación parlamentaria.

Otra piedra en el camino electoral es la división del voto, que en Castilla y León penaliza mucho, por eso Podemos ha tratado de unir fuerzas y por primera vez se presenta allí con Izquierda Unida. Además se suman también con Alianza Verde, el nuevo partido ecologista de Juantxo López de Uralde.

Intentaron concurrir con una fórmula más plural y abierta, que incluyera a la sociedad civil, en línea con el planteamiento de Yolanda Díaz, pero no ha fructificado, entre otras cosas porque no ha habido margen para negociar otras confluencias al convocarse los comicios de manera imprevista para el 13 de febrero.

Buscaban así un primer ensayo del proyecto de Díaz sin la participación de la vicepresidenta segunda, que ni tan siquiera ha empezado el "proceso de escucha" con la ciudadanía, como así tenía previsto iniciar en enero, un paso que quiere dar antes de lanzarse a promover una eventual candidatura transversal a la izquierda del PSOE.

Confían eso sí en que Díaz tendrá un papel importante durante esta campaña, al ser el gran activo político con el que cuentan en su espacio, pero de momento ella se mantiene bastante distante y solo participará en un acto aún sin concretar, que parece que no será el mitin de cierre.

Quien sí estará muy presente es el exsecretario general de Podemos Pablo Iglesias que, de hecho, ya se ha dejado ver en la precampaña arropando a Pablo Fernández y defendiendo a su partido de lo que él llama "los bulos de la derecha y la ultraderecha".

Estarán también apoyando las siglas de Unidas Podemos el resto de ministros morados en el Gobierno de coalición, empezando por la actual líder del partido morado, Ione Belarra, además de Irene Montero y Alberto Garzón.

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