Los retos a los que se enfrenta el PP y Pablo Casado en este nuevo año 2021

Atrás queda la intentona de una unión mediante la coalición España Suma, ahora los ‘populares’ quieren armar la argamasa por la base, atrayendo votantes y absorbiendo a cuadros políticos que queden sin encaje
El presidente del PP, Pablo Casado, interviene ante la Asamblea General de la Empresa Familiar de Castilla la Mancha (AEFCLM) en Toledo - EFE/ Angeles Visdomine
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El líder del PP, Pablo Casado, se enfrenta a 2021 con el reto de liderar el centroderecha y empequeñecer a sus adversarios, Vox y Ciudadanos, para poder erigirse como la única alternativa a Pedro Sánchez, una meta que tendrá como primera prueba las elecciones catalanas.

Casado ha roto con Vox y ha pasado al ataque contra el partido de Inés Arrimadas, menguado y en caída.

Atrás queda la intentona de una unión mediante la coalición España Suma, ahora los ‘populares’ quieren armar la argamasa por la base, atrayendo votantes y absorbiendo a cuadros políticos que queden sin encaje.

ACABAR CON EL COMODÍN DE CIUDADANOS

En su viaje anunciado al centro, el líder del PP ha renunciado públicamente a competir con Vox por la derecha y quiere ahora acabar con el comodín naranja.

El objetivo es recoger los votos no solo de su espectro político, sino también de socialdemócratas desencantados con el PSOE por sus pactos con el independentismo.

Si Ciudadanos se derrumba, los 'populares' estarán ahí para recoger los restos. El PP intentó la suma en Euskadi; no funcionó y el espejismo del buen entendimiento entre PP y Cs terminó cuando Casado se negó a coaligarse en Cataluña.

El PP deja solo a Ciudadanos en su caída en las elecciones del 14 de febrero; buscan tanto ahorrarse el golpe como hacer que resuene.

Con la operación Lorena Roldán han pasado al ataque. Fichar como número dos del PPC a la excandidata de Ciudadanos a la Generalitat -hasta que Inés Arrimadas la sustituyó por Carlos Carrizosa- ha sido un golpe de efecto que ha enfadado al partido naranja.

ORILLAR A VOX

Más complicado lo tiene Casado a su derecha porque para ampliar su mayoría necesita reducir el peso de Vox. La suma con Abascal, además de salirle cara, repele a otros posibles apoyos.

La estrategia del PP es orillar al partido de Abascal en el extremo como un partido bronco, chillón, pero que no ofrece soluciones, pero el enfado que provocó la escisión del ala más radical del PP está lejos de enfriarse.

El PP se retrata a sí mismo como un partido de gestión, en el que los españoles confiaron ya para salir de la anterior crisis, pero la polarización del debate político y leyes como las de la memoria histórica o la del ‘Sólo sí es sí’ les obligarán a posicionarse en batallas culturales.

El debate es incómodo para el PP: una postura conservadora les aleja del centro y les acerca a Vox, la moderada les hace perder por su derecha.

OPOSICIÓN DURA PESE A LAS CRÍTICAS

Aprobados los presupuestos, el PP asume que la legislatura será larga y para erigirse como alternativa no renunciará a hacer una oposición dura al Gobierno, pese a que se les culpe de la crispación, unas acusaciones que el PP atribuye a la maquinaria de La Moncloa.

Creen en el PP que sus votantes han entendido la posición adoptada en 2020, cuando actuaron como soporte en el estallido de la crisis sanitaria para pasar después a la ofensiva, criticando los errores cometidos.

En el PP celebran los sondeos que reflejan ya un empate técnico entre bloques, en un momento en el que el Gobierno podría haber sido un valor refugio, como en otros países, pero no ha logrado serlo, subrayan los 'populares'.

Cuando las vacunas logren dar un respiro a los contagios, pondrán el foco en el que será el principal problema: la economía. Casado ha anunciado ya una comisión en la que fiscalizarán los fondos europeos para que no se conviertan en un “fondo de reptiles” con el que pagar favores.

Para mostrar que son la alternativa se mirarán en el espejo de las cinco autonomías donde gobiernan. Reivindican la gestión de todas ellas, desde Galicia y Andalucía a Madrid, pese a que sus respuestas a la crisis sanitaria hayan sido distintas e incluso contrarias.

Además, seguirán acudiendo a la Justicia para recurrir las leyes del Gobierno, al que acusan de querer acabar con el estado de derecho.

PACTOS DE ESTADO

“¿Cuándo habrá pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial?. La pregunta es una constante en cada aparición pública de un portavoz del PP y la respuesta sigue siendo una incógnita, que, todo apunta, se mantendrá al menos hasta después de las elecciones catalanas.

El bloqueo sirve al PP para tensionar a la coalición de Gobierno, recordando el peso parlamentario que tiene Unidas Podemos, con 35 diputados.

Exigen públicamente que el PSOE les dé de lado y, entrevista tras entrevista, cargan contra el partido de Pablo Iglesias, al que acusan de querer terminar con la separación de poderes. Como bola extra recuerdan las ocasiones en las que Sánchez sí apartó a los morados.

También agitan las divisiones de la coalición en lo referente a la monarquía. Cualquier cambio en la Corona, dicen, debe pasar por ellos y no por los aliados del Gobierno.

Mientras se reivindican como partido de Estado acusan a Sánchez de representar lo contrario, por llegar a consensos con independentistas, nacionalistas y con EH Bildu. Y se mantiene el bloqueo.

UN HORIZONTE JUDICIAL COMPLEJO

El 2021 volverá a enfrentar al PP con su pasado y las acusaciones de corrupción, con dos frentes abiertos.

En el Congreso de los Diputados empezará a trabajar la comisión de investigación sobre el caso Kitchen, el supuesto uso de recursos del ministerio del Interior para espiar al extesorero del PP, Luis Bárcenas, durante la etapa de Jorge Fernández Díaz como ministro.

El PSOE marcará cómo de lejos llega la investigación, condicionando el nombre de los comparecientes, pero al PP no sólo le perjudicará ver desfilar a antiguos altos cargos de su partido, también las críticas que vendrán no solo desde la izquierda, sino también por parte de Vox.

Además, en febrero empezará el inicio del juicio sobre la presunta caja B del PP, donde declararán como testigos los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy y cuatro ex secretarios generales del PP - Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes y María Dolores de Cospedal.

EVITAR DIVISIONES INTERNAS

Tras la tensión que supuso sustituir a Cayetana Álvarez de Toledo por Cuca Gamarra como portavoz en el Congreso, la dirección del PP espera que 2021 sea el año de la consolidación a nivel interno.

En el calendario figura la renovación en Nuevas Generaciones, donde Bea Fanjul tomará el mando en enero, y de las direcciones provinciales y después, autonómicas. De abajo a arriba.

Dos años después de hacerse con el poder, Casado ha emprendido el rumbo moderado que le pedían algunos de sus barones y, calmadas las críticas de los menos adeptos, el peligro parece venir ahora de su elegida: Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta madrileña ha hecho oposición al Gobierno durante toda la pandemia, pero no se ha limitado a contrarrestar a Sánchez desde la Puerta de Sol, también emprendió una gira por Cataluña en contra de la armonización fiscal pedida por ERC.

Casado recibe advertencias: Ayuso podría hacerle sombra. Además, está pendiente la renovación del PP madrileño y el líder conservador no ha respaldado la opción de que ella lo presida.

El PP niega el choque en público, también en privado. Destacan desde la dirección del PP y el entorno de Casado la buena amistad que les une desde hace casi dos décadas.

El ruido continuará en 2021 porque para el congreso de Madrid queda mucho tiempo, los autonómicos empiezan en otoño, pero la idea es que el de Madrid, con una gestora desde la marcha de Cristina Cifuentes en 2018, cierre el proceso.

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