Muchos deberes de verano para todos tras un fin de curso político muy revuelto

Y finalmente Pablo Casado tiene otra asignatura por pasar, la de culminar la integración interna que tanto ha prometido y en la que sigue faltando su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría, quien se fue de vacaciones sin aceptar la oferta de Casado de entrar en el Comité Ejecutivo Nacional

La exvicepresidenta del Gobierno y candidata a liderar el PP, Soraya Sáenz de Santamaría, posa a las puertas de Génova para la entrevista con EL MUNDO / ALBERTO DI LOLLI
photo_camera La exvicepresidenta del Gobierno y mano derecha de Rajoy ha sido una de las más damnificadas este curso político tras no alcanzar la presidencia del PP

El curso político ha acabado de lo más revuelto, con un Gobierno de tan solo dos meses que aún está asentándose, un nuevo PP que ha elevado el tono y ha acaparado el espacio de la oposición y un debate público centrado en la crisis migratoria y Cataluña.

Así que todos se llevan este verano muchos deberes ante lo que les espera a la vuelta.

Empezando por Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno hizo balance esta semana de los dos meses que lleva en La Moncloa y quiso dejar claras, una vez más, sus intenciones de agotar la legislatura, ante el recurrente debate de si va a adelantar las elecciones. Él, de momento, insiste en que no.

Pero, para lograrlo, es evidente que Sánchez tiene ante sí un reto complicado cuando vuelva de sus vacaciones: el de atar los apoyos parlamentarios necesarios para sacar adelante alguna de sus iniciativas.

No se trata solo de medidas de su prometida "agenda del cambio". El jefe del Ejecutivo necesita dar cierta estabilidad con la aprobación del nuevo techo de gasto que presente, después de que el anterior lo tumbaran, entre otros, algunos de los partidos que le llevaron hasta La Moncloa.

Si no lo logra, le será muy difícil dar imagen de estabilidad y mucho menos de gobernabilidad.

La encuesta que publicó el CIS hace tres días, la primera con estimación de voto desde que se produjo el cambio de Gobierno, mostraba un vuelco electoral en favor del PSOE que podría animar a Sánchez a incumplir su compromiso, pero el presidente insiste en que no se dejará guiar por los sondeos.

No parece tampoco que tenga intención de hacer coincidir las elecciones generales con las autonómicas andaluzas, algo que no quiere, ni por asomo, Susana Díaz, quien como dijo hace unos días quiere unos comicios, "en andaluz, con acento andaluz y hablando de Andalucía".

El CIS, por la fecha en que se elaboró, mostró el "efecto Moncloa" pero no el "efecto Casado", aunque sí ha habido otros sondeos en los últimos días que han augurado ya una recuperación en el PP con la llegada del nuevo líder.

Por eso la tarea inmediata de Pablo Casado, que no tiene intención de coger apenas vacaciones, es la de mantener esa "ilusión" que vende su equipo, copando su agenda de actos y visitas, mientras repite una y otra vez que no le importa cuándo se convoquen elecciones, que su partido estará preparado.

Pero al presidente del PP le ha quedado pendiente un asunto peliagudo que él insiste en minimizar: la investigación judicial sobre su máster.

La magistrada que investiga el caso mantiene imputadas a tres compañeras de máster de Casado y según fuentes jurídicas cada vez está más cerca su decisión de enviar una exposición razonada al Supremo para que investigue al líder del PP, que es aforado.

Y finalmente Pablo Casado tiene otra asignatura por pasar, la de culminar la integración interna que tanto ha prometido y en la que sigue faltando su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría, quien se fue de vacaciones sin aceptar la oferta de Casado de entrar en el Comité Ejecutivo Nacional.

Ni ella ni los suyos están conformes con el espacio que les dejaba el ganador en las primarias, mucho menor, en lo que a cuotas de poder se refiere, que el que sí ha conseguido el equipo de la exsecretaria general María Dolores de Cospedal.

La vuelta del -cada vez más corto- verano traerá imágenes nuevas para la política, como la de Pedro Sánchez y Pablo Casado midiéndose en el Congreso, porque sólo se han visto las caras en la reunión de hace tres días en La Moncloa, pero aún no han protagonizado ningún debate parlamentario.

Antes, se les volverá a ver juntos, con el Rey, en el primer aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils, al que también se espera que asistan otros dirigentes políticos como Albert Rivera.

El líder de Ciudadanos se va de vacaciones viendo que tanto su partido como Podemos han quedado algo desdibujados en la escena política de las últimas semanas frente al estreno del PSOE en el Gobierno y del nuevo PP liderando la oposición.

Una atonía que también confirmaba esta semana el CIS que daba una caída más importante para la formación morada que para la naranja.

A todos les espera una vuelta de verano que tendrá inevitablemente que pasar por Cataluña, con una Diada del 11 de septiembre a la vuelta de la esquina y que puede volver a marcar el calendario de exigencias de los independentistas, quienes no dejan de recordar a Sánchez que está dónde está gracias, entre otros, a ellos.

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