García-Page y Molina dan carpetazo a la crisis en CLM tras 97 días de desencuentros

Tras los procesos internos de sus respectivos partidos ambos dirigentes desbloquean la situación y sortean el fantasma del adelanto electoral

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el secretario general de Podemos en la región, José García Molina, durante la reunión que han mantenido en el Palacio de Fuensalida
photo_camera El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el secretario general de Podemos en la región, José García Molina, durante la reunión que han mantenido en el Palacio de Fuensalida

Después de que el pasado 7 de abril, Viernes de Dolores y vísperas de Semana Santa, Podemos hiciera saltar la sede parlamentaria castellano-manchega del Convento de San Gil votando por sorpresa en contra del Proyecto de Ley de Presupuestos de Emiliano García-Page, han transcurrido 97 días en los que tanto el líder del Ejecutivo autonómico como el dirigente de la formación morada, José García Molina, han mantenido un pulso que finalmente ha quedado resuelto con el ofrecimiento de darles dos asientos en el Consejo de Gobierno, entre ellos una Vicepresidencia.

El primer movimiento del Gobierno autonómico tras el fracaso de los presupuestos fue avanzar reuniones con más de 500 colectivos en toda la región, a los que a través de sus consejeros, delegados gubernamentales provinciales y directores generales explicaron las consecuencias de tener que funcionar con las cuentas de 2016 prorrogadas, poniendo siempre el acento en que no contar con ley presupuestaria vigente suponía no poder gastar en servicios sociales cerca de 400 millones de euros que se tendrían que quedar en la caja.

"Ahora es Podemos quien tiene que mover ficha después de su puñalada trapera", aseguraba el portavoz del Gobierno, Nacho Hernando, el mismo día que la formación morada refrendaba su divorcio con el Ejecutivo regional.

Desde ese momento y en adelante, todos los departamentos del Gobierno alertaron de las medidas que podrían verse afectadas por la falta de cuentas, como el pago del verano a profesores interinos, las ofertas de empleo públicas o las infraestructuras sanitarias y educativas.

PROCESOS ORGÁNICOS DE FONDO

Tanto el PSOE como Podemos se enfrentaban en esas fechas a sendos procesos internos que planeaban sobre la estrategia política de cada uno de ellos.

Así, la celebración del particular 'Vistalegre 2' castellano-manchego en el que García Molina superó a su compañero de bancada y rival por la Secretaría General, David Llorente, fue esgrimida como argumento del equipo de García-Page para llegar a acusar al líder morado de estar haciendo "juego de tronos".

Esa cita, a finales de mayo, coincidió con el duelo socialista por el mando de Ferraz, en el que Pedro Sánchez salió victorioso por delante de Susana Díaz, a quien García-Page apoyó expresamente llegando incluso a vincular a su victoria su propio futuro político.

NUEVOS PRESUPUESTOS

Tras la resaca interna en ambos partidos, el 22 de junio, justo un mes después, el vicepresidente autonómico, José Luis Martínez Guijarro, avanzó que ya se estaba ultimando un nuevo proyecto presupuestario con algunas diferencias con respecto al que fracasó en el mes de abril.

Si bien anunciaba que estas cuentas incluirían aquellas enmiendas acordadas por los grupos parlamentarios en la última tramitación --incluso las dos que no fueron apoyadas por el PSOE-- y sugería que podrían incluir alguna bonificación fiscal puntual debido a la mejor coyuntura macroeconómica, Guijarro cerraba la puerta a negociar el texto con Podemos y le invitaba a aportar sus sugerencias en el trámite parlamentario vía enmiendas parciales.

Ese fue el punto de partida para el recrudecimiento de las manifestaciones de ambos partidos. Por un lado, el argumentario de Podemos había girado desde entonces en torno a la necesidad de que el Gobierno negociara el proyecto antes de remitirlo al Parlamento; mientras que tanto el PSOE como el Ejecutivo defendían que esa negociación ya se llevó a cabo para diseñar las fallidas cuentas --que incluso incorporaban un plan ideado por Podemos dotado con 120 millones de euros para garantizar vivienda, renta y suministros-- pese a lo cual los diputados morados tumbaron los presupuestos.

ENMIENDA A LA TOTALIDAD, ADELANTO ELECTORAL Y PACTO CON EL PP

Fue el pasado 6 de julio cuando el secretario general de Podemos escenificó su órdago a Emiliano García-Page asegurando que, en el caso de que el Proyecto de Ley llegara a las Cortes sin haber consultado antes a la formación morada, se plantearía una enmienda a la totalidad por su parte que podría llevar al traste el nuevo texto siempre y cuando encontrara el apoyo del PP.

García Molina había sugerido durante las últimas semanas que PSOE y PP podrían estar manteniendo contactos de cara a pactar los presupuestos, y esa posible enmienda a la totalidad habría obligado antes de tiempo a que socialistas y 'populares' se retratasen en el caso de sumar fuerzas para salvarla.

La respuesta de García-Page no se hacía esperar, y el martes avanzaba que mantendría reuniones con las cúpulas de PSOE y Gobierno para analizar la hoja de ruta a seguir, con la posibilidad de adelantar las elecciones si no se llegaba a un acuerdo para sacar los presupuestos.

Tres días después se ha escenificado la tregua en el Palacio de Fuensalida con un gran pacto que no sólo incluye dos asientos en el Consejo de Gobierno --uno de ellos, según ha explicado García-Page, para controlar el cumplimiento del Pan de Garantías--; sino que además pasa por resucitar el pacto de investidura que dio el Gobierno al PSOE y conseguir una estabilidad presupuestaria que vaya más allá de 2017.

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