Fracking, la técnica para extraer gas con tantos defensores como detractores

La fractura hidráulica o 'fracking' no es solo una novedosa técnica que permite la extracción de gas mediante procedimientos no convencionales, sino que también es un método que suma defensores y detractores que aportan tantos argumentos a favor como en contra

La fractura hidráulica o 'fracking' no es solo una novedosa técnica que permite la extracción de gas mediante procedimientos no convencionales, sino que también es un método que suma defensores y detractores que aportan tantos argumentos a favor como en contra.

Mientras que unos, los defensores, lo ven como una oportunidad para reducir la dependencia energética del exterior y un nuevo yacimiento de empleo, los detractores alertan sobre los riesgos de contaminación de los acuíferos y critican que las investigaciones se centren en las energías fósiles.

Con este escenario, Castilla-La Mancha tiene aprobados varios proyectos para investigar la existencia de gas pizarra en el sur de la comunidad, que se centran en las zonas del Campo de Montiel y Albacete.

Uno de los peligros que denuncian los ecologistas, y que afirman que ya se están dando en Estados Unidos y Holanda, es que el fracking, por su forma de desarrollarse, es susceptible de producir pequeños seísmos "que pueden ser no tan pequeños, porque se han registrado ya casos que han llegado al grado 4 y 5 de la escala de Richter", ha indicado a Efe el coordinador de Ecologistas en Acción en Castilla-La Mancha, Miguel Ángel Hernández.

El origen de estos temblores "es fácil de entender", según Hernández, que ha señalado que la técnica implica la modificación de las cualidades físicas, sobre todo del subsuelo, porque "al fin y al cabo se extrae un material y se inyecta otro", que es el agua.

En cambio, el presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Toledo, Enrique del Castillo, ha recalcado que la aprobación para desarrollar un proyecto de extracción mediante la técnica del fracking deberá estar acompañado por un estudio de impacto ambiental, cuyo seguimiento correspondería a las administraciones públicas competentes.

Castillo ha explicado que, en un principio, se ha elegido la zona de Albacete y Campo de Montiel para hacer las investigaciones porque existe pizarra en ese terreno, por lo que es probable que también haya bolsas de gas pizarra, si bien ha insistido en que la presencia de gas todavía está por confirmarse.

Así, ha detallado que en los proyectos de investigación se "pincha en varios sitios y a distintas profundidades y se ve la posibilidad que se tiene de que haya gas natural o petróleo ocluido en la roca".

Las perforaciones en el terreno "van de menos a más", y se puede llegar hasta los 6.000 metros de profundidad.

Precisamente estas perforaciones, según alertan los ecologistas, podrían perjudicar los acuíferos, no solo por el gran gasto de agua que conlleva el fracking, sino también porque, mezclado con el agua, va un cóctel de productos químicos.

Hernández ha explicado que estos productos químicos, algunos de ellos "altamente contaminantes de las aguas" mientras que de otros se desconoce hasta su composición -según denuncia el portavoz de los ecologistas-, se utilizan mezclados con el agua para disolver la roca y, de este modo, liberar el gas.

En este sentido, ha alertado de que estos componentes químicos podrían llegar al agua, ya que al perforar los acuíferos, estos elementos "pueden acabar aflorando, bien directamente a través de los sistemas de acuíferos subterráneos o de extracciones de agua que haya en el mismo acuífero".

Así, ha indicado que se puede dar la circunstancia de que alguien esté aprovechando agua para abastecimiento o regadío en la zona donde se utiliza la técnica y "se puede encontrar con la sorpresa desagradable de que acabe extrayendo agua contaminada".

Pero este argumento ha sido rebatido por Castillo, que ha asegurado que los posibles daños a los acuíferos "está solventado", porque ha indicado que cuando se atraviesa uno, "se mantienen las perforaciones con tubos de hormigón, PVC o acero" y "si el tubo es de acero, se va soldando uno a otro hasta que se pasa el acuífero".

El factor económico es otro de los argumentos que se utilizan tanto para apoyar como para denostar este método.

Como argumentos a favor, Castillo ha destacado que permitirá estabilizar el precio del gas una vez que se haya iniciado la extracción y que además permitirá reducir la dependencia energética de España y, por lo tanto, bajarán las importaciones procedentes de este sector.

Asimismo, ha hecho hincapié en la capacidad para crear puestos de trabajo, no sólo con la propia extracción, sino también en la construcción de las instalaciones para obtener el gas.

En concreto, ha informado de que en Estados Unidos, el fracking ya ha creado 600.000 puestos de trabajos directos y 1,8 millones de empleos indirectos, pues ha insistido en que por cada puesto de trabajo directo, se crean tres indirectos, una proporción que también sería extrapolable a Castilla-La Mancha.

Pero los ecologistas lamentan que las investigaciones de nuevas formas de obtención de energía se sigan centrando en la explotación de recursos fósiles, que "son limitados y altamente contaminantes", en detrimento de las investigaciones en energías renovables.

Hernández ha insistido en que estas energías limpias, como la solar o la eólica, que se pueden obtener con facilidad en Castilla-La Mancha, también generarían un elevado número de puestos de trabajo.

Con todo ello, Castillo ha opinado que la oposición ciudadana a esta técnica "carece de sentido", porque "todavía no se conoce" ni la cantidad de gas pizarra y que, en cualquier caso, para las extracciones con fracking "se debe aprovechar la experiencia de otros países y aprender".

"Tenemos que coger los trenes que van a salir. Tenemos que ir con la mente positiva y hacer lo posible para ir hacia adelante, para que por lo menos se tenga la opción de investigar", ha concluido Castillo.

Para Hernández, las esperanzas pasan por que Castilla-La Mancha pueda llegar a declararse 'zona libre de fracking', pues ha mostrado sus sospechas de que la región "tiene poco que ganar y sí mucho que perder". 

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