Gallegos y vascos votan continuidad y refuerzan aún más a los partidos nacionalistas

El PSOE fracasa en Galicia tras el 'sorpasso' del BNG, mientras que Podemos desaparece de esa comunidad y se hunde en Euskadi
El presidente del País Vasco Iñigo Urkullu, y el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en una imagen de archivo en un encuentro entre ambos
photo_camera El presidente del País Vasco, Iñigo Urkullu, y el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en una imagen de archivo en un encuentro entre ambos

Los gallegos y los vascos han apostado este domingo por la continuidad y mantendrán a Alberto Núñez Feijóo y a Íñigo Urkullu al frente de sus gobiernos, en una elecciones en las que el voto se ha concentrado, ha reforzado a los partidos de gobierno y ha apuntalado el nacionalismo.

Feijóo logra su cuarta mayoría absoluta consecutiva, la única de un gobernante autonómico, lo que incrementa su poder como el barón más fuerte del PP y vuelve a abrir el debate sobre su desembarco en la política nacional.

Urkullu, por su parte, gana por tercera vez y podrá seguir gobernando con el apoyo del PSE si, como se espera, elige esa opción. Y eso conllevará, previsiblemente, que el PNV siga siendo un apoyo habitual en el Congreso para el Gobierno, que pedirá sus votos para proyectos tan importantes como el de los presupuestos.

Pero además hay un tercer ganador en ambas comunidades que no tiene nombre y apellidos pero sí distintas siglas: El nacionalismo.

Así, el PNV aumenta su ventaja con tres escaños más que en 2016 y logra 31 y ve cómo Bildu se coloca justo detrás, como segunda fuerza en el País Vasco con 22 escaños.

Y en Galicia el nacionalismo tradicional del BNG no sólo remonta, sino que logra su mejor resultado de la historia con 19 escaños y se coloca al frente de la oposición.

El gran perdedor de esta noche ha sido Podemos y así lo ha reconocido su líder que ha reconocido en su cuenta de Twitter que el espacio político que representa ha sufrido una derrota "sin paliativos".

El partido del vicepresidente segundo del Gobierno se ha llevado varapalo doble en esta cita con las urnas: en Galicia la coalición de Podemos con IU y Anova no ha logrado ni un escaño -cuando en 2016 las "mareas" tuvieron catorce- y en el País Vasco, donde concurre con IU también, pasa de once a seis diputados.

Mientras, el PSOE vive una noche agridulce, porque sube ligeramente -un escaño- en el País Vasco y se mantiene en Galicia, aunque ha sido "sorpassado" por el BNG.

Además, el partido del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha logrado beneficiarse del descalabro de su socio en el Ejecutivo.

Más compleja es la lectura que tendrá que hacer Pablo Casado de los resultados de esta noche.

Y es que el rotundo triunfo de Alberto Núñez Feijóo lleva las siglas del PP pero no porque el presidente gallego haya hecho mucho uso de ellas.

Por el contrario, Feijóo ha hecho deliberadamente una campaña muy personalista con un discurso más moderado que el de su partido a nivel nacional, y apenas ha coincidido con Casado, sólo dos de las cinco veces en las que ha estado el líder del PP.

Por todo ello, los resultados de esta noche en Galicia harán inevitables los análisis postelectorales que miren a Feijóo como una apuesta segura y vuelvan a especular sobre su posible salto a Madrid.

Casado, además, tendrá que afrontar el retroceso de su partido en el País Vasco tras haber optado por Carlos Iturgaiz como candidato y apostar por la coalición con Ciudadanos. Se ha quedado con solo seis escaños, tres menos que en 2016.

Y por la derecha, Vox entra en el Parlamento Vasco. Sólo ha necesitado algo más de 4.600 votos para hacerse con un escaño en la provincia de su líder, Santiago Abascal.

La epidemia de coronavirus obligó a retrasar estas elecciones tres meses y ha marcado esta jornada electoral, como seguirá marcando la vida política gallega, vasca y española.

Porque tanto el Gobierno de Pedro Sánchez como todos los autonómicos y todos los partidos políticos deben afrontar la grave crisis económica que ha provocado la pandemia.

Esta misma semana Sánchez afronta la difícil negociación del fondo europeo de recuperación y los presupuestos plurianuales de la UE, y lo que consiga marcará en buena medida los presupuestos del Estado que tiene que presentar.

En definitiva los resultados de esta noche apuntalan a Feijóo y a Urkullu, hacen más fuertes a los partidos nacionalistas, obligan a la reflexión a Pablo Casado y a Pablo Iglesias.

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