La semana más difícil de Felipe VI: De la herencia de su padre al mensaje a la nación

Tras la promesa en su proclamación de "una monarquía renovada para un tiempo nuevo" y una serie de decisiones posteriores que buscaban la ejemplaridad de la Corona, ha tenido que enfrentarse a momentos muy complejos
El rey Felipe VI llama a resistir y pide unidad ante el COVID-19: "Este virus no nos vencerá"
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No ha sido una semana fácil para España. No lo ha sido para los ciudadanos en general, para los que han sufrido el contagio del coronavirus, sus familiares o quienes luchan directamente contra sus consecuencias, ni tampoco para el Gobierno o el resto de instituciones del Estado.

Entre ellas, la Corona. Felipe VI se dirigió a la nación y lo hizo para llamar a la unidad ante la pandemia y apelar a la esperanza al asegurar que el virus no vencerá a España, sino que, por el contrario, la fortalecerá.

Fue su segundo mensaje solemne en casi seis años de reinado, lo que certifica la lógica preocupación del rey por la situación que provoca el COVID-19.

Pero a esa preocupación se añade la que conlleva la dura decisión que anunció el pasado domingo: renunciará a la herencia de su padre y le retira la asignación presupuestaria que recibía hasta ahora.

Fue su respuesta a las informaciones relativas a que era posible beneficiario de dos fundaciones de Suiza vinculadas a don Juan Carlos, una de ellas mediante la que supuestamente el anterior jefe del Estado habría obtenido una comisión de 100 millones de dólares de Arabia Saudí.

El anunció provocó una oleada de adhesiones y censuras no sólo circunscritas a la decisión en sí, sino a la monarquía como institución.

PP, Vox y Ciudadanos salieron en defensa del rey por la ejemplaridad que creen que emana de esa respuesta, pero los partidos nacionalistas e independentistas, así como Unidas Podemos, criticaron duramente al monarca, y algunos de ellos interpretaron que el comunicado de la Zarzuela evidencia la existencia de esa fortuna de don Juan Carlos en Suiza y que su hijo lo conocía al menos desde hace un año.

Apoyo por parte de Pedro Sánchez, pero no de todos los integrantes del Gobierno de coalición.

Si el jefe del Ejecutivo respaldó a Felipe VI por sus decisiones "necesarias y coherentes", su vicepresidente Pablo Iglesias avaló la libertad de expresión que, a su juicio, supone otra acción derivada de todos estos hechos: las caceroladas en protesta por los presuntos negocios opacos de don Juan Carlos.

Sin embargo, Unidas Podemos no se ha adherido a la nueva petición registrada en el Congreso por ERC, Junts per Catalunya, PNV, CUP, Bildu, BNG y Compromís para crear una comisión de investigación sobre esas presuntas irregularidades fiscales.

Pero eso no impidió que, por boca de Pablo Echenique, se sumara a las críticas a la monarquía por parte de algunos portavoces de esos partidos aprovechando sus intervenciones en el pleno del Congreso ante el que compareció Sánchez para informar del estado de alarma.

Algunas de esas fuerzas reprocharon también posteriormente al rey que no hiciera ninguna referencia a este asunto en su mensaje por el coronavirus.

Junto a las reacciones políticas se han ido sucediendo en los últimos días noticias vinculadas con la investigación judicial de las fundaciones suizas.

El abogado elegido por don Juan Carlos para ejercer su defensa, Javier Sánchez-Junco, aseguró que el padre del rey no ha recibido por el momento ninguna notificación, comunicación o requerimiento de autoridad judicial o fiscal alguna, ya sea nacional o extranjera.

Otro abogado, el de la empresaria alemana Corinna Larsen, a quien la Fiscalía suiza investiga por una supuesta donación de 65 millones de euros de don Juan Carlos, afirmó que su clienta se reunió el año pasado con él para buscar "un diálogo de buena fe" que pusiera fin "a la campaña de abuso" de la que se consideraba víctima.

Mientras tanto, la Fiscalía Anticorrupción y el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón permanecen a la espera de que Suiza remita los datos sobre la fundación desde la que supuestamente se hizo esa donación.

Todo ello conforma un conglomerado judicial y político en plena crisis sanitaria que promete continuidad una vez que España deje atrás el coronavirus.

No puede afirmarse que los años del reinado de Felipe VI hayan sido fáciles.

Tras la promesa en su proclamación de "una monarquía renovada para un tiempo nuevo" y una serie de decisiones posteriores que buscaban la ejemplaridad de la Corona, ha tenido que enfrentarse a momentos complejos.

La crisis en Cataluña que provocó su primer mensaje solemne a la nación y las duras críticas posteriores de los independentistas, los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils, las repetidas dificultades para formar un Gobierno y la consiguiente repetición de elecciones...

Son algunos hitos peliagudos de estos años. Pero la conjunción de las consecuencias de la pandemia con el inusitado comunicado emitido en relación con su padre y las alas que la situación puede dar a partidos y movimientos antimonárquicos han hecho de esta semana a buen seguro una de las más difíciles para Felipe VI. Quizás la más difícil.

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