Cristina García Rodero sueña con seguir hablando de la vida a través de las emociones

La fotógrafa, que recibirá la Medalla de Oro de CLM, asegura que quiere seguir hablando con sus fotografías de la vida a través de las emociones, estando en primera línea, conviviendo, sufriendo y alegrándose con la gente a la que fotografía

Cristina García Rodero sueña con seguir hablando de la vida a través de las emociones - Fotografía: Enrique Carrascal
photo_camera Cristina García Rodero sueña con seguir hablando de la vida a través de las emociones - Fotografía: Enrique Carrascal

La fotógrafa Cristina García Rodero, que el día 31 recibe la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, asegura que quiere seguir hablando con sus fotografías de la vida a través de las emociones, estando en primera línea, conviviendo, sufriendo y alegrándose con la gente a la que fotografía.

En una entrevista a Efe, García Rodero habla de su obra fotográfica, de la vida, de su relación con Castilla-La Mancha y de su compromiso social.

Dice haber recibido la noticia de la concesión de la Medalla de Oro con sorpresa, porque asegura que hay gente muy valiosa que también la merece, sin embargo, no oculta que ha sido "una gran alegría saber que te valoran en tu tierra".

Su alegría es mucho mayor cuando cree que con esta medalla "también se premia a la fotografía y a la mujer creadora".

Confiesa que sigue vinculada a su tierra natal, Puertollano (Ciudad Real) donde tiene a la mitad de su familia y donde mantiene una casa que comparte con sus hermanas.

Cuenta que La Mancha le ha aportó una infancia feliz, que ha sido "absolutamente fundamental" en el desarrollo de su persona, y una vida tranquila, que le permitió darse cuenta de las diferencias sociales que había y que despertó en ella la conciencia social que impregna su fotografía.

Asegura, con la firmeza de quien sabe que ha realizado un gran trabajo en la vida que le ha llevado a obtener los más importantes reconocimientos nacionales e internacionales, que la base para crear su relato fotográfico "se ha basado y sigue basándose en el trabajo y en la investigación".

García Rodero sigue siendo un mujer inquieta, interesada en descubrir qué elementos puede fotografiar o dónde puede viajar para poder contar una realidad que esté construida a través de múltiples historias y que cada una de ellas dé paso a la siguiente, contando con un mismo hilo conductor sin importar que sean culturas o países diferentes.

Paciencia, trabajo y pasión, ésa es la principal receta con la que -explica- ha cocinado y desarrollado su propio lengua visual, por el que arriesgó y al que le ha puesto una personalidad y una mirada diferente.

Reconoce que la estética de España, la de la fotografía y la del reportaje, han cambiado mucho desde aquel trabajo titulado "La España Oculta" que tanto marcó su carrera profesional.

"España no sólo en la estética, sino en el pensamiento, en la forma de la vida y en la educación ha cambiado para mejor, como ha cambiado la fotografía y quizás algo menos, la forma de entender el reportaje".

Su profesión le ha llevado a formar parte de la agencia de fotografía Magnum, a la que aporta su forma de ver y entender la fotografía y en la que ha querido estar por dos motivos, porque lucha por los derechos de los fotógrafos y porque como ella dice, le interesó "estar con los sabios, con los que puedes aprender de ellos".

Asegura que lamenta no poder tener tiempo para tener una vinculación mayor con los fotógrafos de Castilla-La Mancha, aunque tiene muchos amigos con los que le gustaría hablar de la fotografía.

La fotografía actual en España está mejor que nunca, apunta tajante, aunque sin embargo, lamenta que el Estado y otras entidades no la ayudan lo suficiente.

"Debería haber más becas y más ayudas y debería estar creado ya el Centro Nacional de la Fotografía. Países con menos recursos lo tienen, porque es una herramienta básica para la cultura", dice reivindicativa.

Y se lamenta de que haya "poco dinero para la Cultura, que se ha recortado el presupuesto casi un 80 por ciento, y los organismos con ese dinero tienen que hacer filigranas para poder desarrollar actividades culturales".

Ilusionada por seguir contando historias, dice que le gustaría viajar a Grecia y Turquía para estar cerca de los refugiados y al igual que ya hizo en Kosovo y Macedonia, contar lo que a ella le parece "es el mal del siglo XXI".

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