El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, culmina este miércoles con su comparecencia ante el pleno del Congreso un primer período de sesiones de la legislatura marcado por el coronavirus, que obligó a suspender la actividad parlamentaria y sigue amenazando el pulso del país con nuevos brotes en toda España.
Sánchez acude a la Cámara Baja en un pleno extraordinario, ya que la crisis de la COVID-19 ha obligado a extender las convocatorias de comisiones y sesiones plenarias al mes de julio, pese a ser inhábil en el Parlamento, para compensar así las semanas perdidas.
A petición propia, el jefe del Ejecutivo dará cuenta, a partir de las nueve de la mañana, del resultado de la histórica cumbre europea de Bruselas que tras cuatro intensas jornadas de negociaciones del Consejo Europeo aprobó un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, de los que 140.000 serán para España.
De este monto, 72.700 millones corresponden en ayudas directas a fondo perdido, pero las condiciones en las que España recibirá el dinero centrarán un debate que arrancará con una primera exposición del presidente, a la que seguirán las intervenciones de los grupos parlamentarios.
Un anticipo de lo que pueda ocurrir el miércoles en el hemiciclo ya se vio en la sesión de control del 22 de julio, justo después de la cumbre de los 27, en la que Sánchez recriminó al líder del PP, Pablo Casado, su "aportación inexistente" al "gran logro colectivo" del fondo de reactivación económico europeo.
Casado llevó el asunto al terreno nacional al entender que el resultado del Consejo supone una "enmienda a la totalidad" a los pactos de Pedro Sánchez con Podemos, Bildu y los nacionalistas.
Seguramente se volverá a hablar de todo ello, sin olvidar la repercusión que las condiciones fijadas por Bruselas para entregar los 140.000 millones a España tendrán en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2021.
Asunto que suscita grandes discrepancias porque donde unos no ven impedimentos, otros, como Casado, aprecian "un programa de rescate en toda regla" que podrá marcar el rumbo de los presupuestos.
Su negociación es el siguiente gran reto del Gobierno, junto al control de los casos de coronavirus que están aumentando en toda España, especialmente en Cataluña y Aragón, bajo una gestión sanitaria ahora en manos de las comunidades autónomas.
De modo que es muy previsible que los movimientos de cada grupo ante la negociación presupuestaria cobren también protagonismo en la sesión.
Desde dentro del Gobierno, el vicepresidente segundo y líder de Podemos Pablo Iglesias ya ha vetado al PP y Cs como partícipes en las cuentas públicas, mientras los ministros socialistas no quieren exclusiones y apuestan por buscar cuantos más apoyos mejor.
También es posible que se hable del reparto de los fondos europeos a las comunidades autónomas, cuya distribución se abordará el viernes en la Conferencia de Presidentes que Sánchez ha convocado en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) para una reunión presencial con los presidentes autonómicos.
Será la última cita política de julio, y la víspera el ministro de Sanidad, Salvador Illa, informará a la Comisión de Sanidad de las medidas adoptadas por la pandemia una vez concluido el estado de alarma y cuando la "nueva normalidad" está acompañada de repuntes de casos que preocupan a las autoridades.
Y aun así la agenda parlamentaria de la semana no está completamente cerrada porque queda algún otro frente abierto, como el derivado de la reunión que eljueves mantuvo en Algeciras la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo.
La Diputación Permanente del Congreso debatirá el martes una petición del PP y Cs para que la titular de Exteriores acuda de forma urgente al pleno a explicar este encuentro, criticado por la oposición como un "error histórico" que rompe la larga trayectoria de la posición de España sobre la soberanía del Peñón.
