Un Gobierno de coalición "soldado"... Con sus distancias y con sus diferencias

Seis meses han pasado desde que se conformó el primer Gobierno de coalición de la historia, un periodo que debido a la pandemia y la crisis ha traído consigo una actividad frenética del Ejecutivo
En la imagen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firman en el Congreso el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos para un Gobierno de coalición
photo_camera En la imagen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias el día que firmaron en el Congreso el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos para el Gobierno de coalición

Hace sólo diez días, en su viaje a Mauritania, Pedro Sánchez aseguraba a los periodistas que lo acompañaban que la coalición de Gobierno se había "soldado" con la crisis del coronavirus y estaba consolidada.

Pero lo cierto es que es una coalición con sus diferencias... Y sus distancias, y no solo por cuestiones de política social o económica, sino por asuntos como el llamado 'caso Dina', los ataques de Pablo Iglesias a los medios de comunicación o el papel de la monarquía y la investigación abierta al rey Juan Carlos. 

El 'caso Dina' es un episodio que mantiene en el punto de mira al líder de Podemos, que ve cómo sus compañeros de Ejecutivo no han cerrado filas en torno a él.

Seis meses han pasado desde que se conformó el primer Gobierno de coalición de la historia, un periodo que debido a la pandemia y la crisis ha traído consigo una actividad frenética del Ejecutivo, entre las medidas que han sido necesarias para atajar los contagios y las que han hecho falta para tratar de frenar los estragos económicos y sociales.

No han faltado los desencuentros estos meses, sobre todo con medidas económicas, como tampoco han faltado los claros "piques" entre uno y otro partido arrogándose medidas como el ingreso mínimo vital -que ambas formaciones habían prometido-, aprobado en plena crisis del coronavirus.

"Máxima confianza". En estos términos habla Sánchez cuando se le pregunta por Iglesias -así lo dijo en una entrevista para Infolibre y eldiario.es- y por la polémica que rodea a su socio de Gobierno por el caso que instruye la Audiencia Nacional sobre el robo del móvil a la exasesora de Iglesias Dina Bousselham, en el que el juez ha retirado al vicepresidente segundo la condición de perjudicado.

Sánchez elude comentar la investigación judicial, pero no se ha callado cuando se le ha preguntado por los ataques de Iglesias a algunos medios de comunicación y periodistas o su teoría de que hay que "normalizar" la crítica y el insulto.

Y ha dejado claro en los últimos días que él no hace lo mismo. Que si le critican los medios, él no responde.

Iglesias, que el martes respondía en Moncloa rodeado de tres ministros socialistas que no se sumaron a sus opiniones, ha escuchado estas palabras del presidente -que muestran una crítica implícita- pero también reproches explícitos como el de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Pero en general el resto del Gobierno le ha dejado hacer y le ha dejado solo -para bien o para mal- en su estrategia y respuesta.

La cohesión del Gobierno de coalición se pone a prueba, en cualquier caso, en cada cuestión política de calado. Y una de las que centra el debate en este momento es la monarquía.

Mientras Unidas Podemos ha reclamado en varias ocasiones que se investiguen las actividades del rey emérito, los socialistas siempre han rechazado esta posibilidad, aunque las últimas informaciones sobre el presunto dinero oculto en Suiza de Juan Carlos I han llevado al presidente a dar un paso más.

Así, Sánchez ya ha subrayado su inquietud sobre las noticias "perturbadoras" que se estaban publicando y sugerido la posibilidad de limitar la inviolabilidad del rey al ejercicio del cargo.

Otro paso más ha dado Pablo Iglesias que ha afirmado este viernes que el caso del rey Juan Carlos ha puesto de relieve que en la ciudadanía "crece un debate sobre la utilidad de la monarquía".

Unos ciudadanos que "ya no están dispuestos a tolerar ni ciertos privilegios, ni la corrupción, ni la impunidad".

Iglesias ha elogiado "la valentía y el sentido de Estado" de Pedro Sánchez al calificar de "inquietantes y perturbadoras" las noticias sobre el rey emérito, al tiempo que ha destacado la "sensatez" de Felipe VI por marcar distancias de su padre al renunciar a su herencia.

Más dura que su jefe de filas ha estado una de sus dirigentes de Podemos, Gloria Elizo, que ha avisado de que la única forma de desligar a Juan Carlos I de la Jefatura del Estado pasa por la abdicación de Felipe VI y la convocatoria de un referéndum.

Habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos y si en esta cuestión hay una respuesta unitaria de la coalición, algo bastante improbable porque el PSOE hasta ahora nunca ha llegado tan lejos como pretende Podemos.

Mas allá de esta distancia, no se puede olvidar lo que apremia al Gobierno de coalición en este momento: la economía, y más concretamente los presupuestos.

Habrá que esperar a conocer lo que España se lleva del fondo europeo -a cuya negociación el Gobierno llega 'tocado' tras perder la carrera para que Nadia Calviño presidiera el Eurogrupo- para terminar de perfilar las cuentas del Estado.

Ya hay quien especula con la posibilidad de que las tesis de Calviño, que nunca ha sido una de la ministras preferidas de Podemos, pierdan fuerza en el Gobierno.

Y en el aire están también las especulaciones sobre los posibles apoyos a los presupuestos. Unidas Podemos preferiría aprobar estas cuentas con el bloque de la izquierda -ERC incluida- que hizo posible la investidura de Sánchez, mientras los socialistas miran claramente otras opciones como una geometría variable en la que tengan cabida tanto sus socios como Ciudadanos.

Siempre que tiene ocasión Sánchez lanza el mismo mensaje y pide a todos los partidos a poner de su parte, mientras Iglesias asume que los socialistas buscarán donde él no buscaría. Y además no se fía de Cs.

Iglesias asegura que el presidente y él comparten estrategia en la búsqueda de apoyos, y que está "de acuerdo" en que Sánchez emplace a "distintas derechas a participar".

Quién lo iba a decir unos meses atrás. Pero es que hace sólo unos meses el país no había sufrido la pandemia ni encaraba una crisis como la que ya vive.

Sin cuentas, además, el Gobierno de coalición no podría sobrevivir. En este caso PSOE y Podemos no se pueden permitir la distancia, ni entre sí ni con otros a los que en otras circunstancias no buscarían.

Todo eso sin contar con las diferencias que hay entre PSOE y Podemos en el debate sobre la fiscalidad. Iglesias no renuncia al impuesto a las grandes fortunas y todavía espera convencer al presidente para ponerlo en marcha.

Otro reto más para este Gobierno "soldado" que cada día necesita poner a prueba su resistencia y sortear las distancias internas.

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