El dilema del PP: obligado a posicionarse ante la moción de Vox y un electorado en disputa

En Génova son contundentes: la agenda del partido la marca su presidente, Pablo Casado, y no sus adversarios ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado,iz., y el líder de Vox, Santiago Abascal,d., conversan en la Cámara Baja. EFE/Ballesteros/Archivo
photo_camera El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i), y el líder de Vox, Santiago Abascal (d), conversan en la Cámara Baja - EFE/Ballesteros/Archivo

A menos de una semana de la moción de censura de Vox, el Partido Popular, que no apoyará la iniciativa, no ha desvelado si optará por el no o la abstención y desdeña la táctica de Santiago Abascal, que sin embargo le obliga a posicionarse ante un electorado en disputa. 

El PP de Pablo Casado no ha ahorrado críticas contra la moción; su secretario general, Teodoro García Egea, ha hablado de “circo”; el portavoz nacional, José Luis Martínez-Almeida, de moción fracasada, y la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, la ha tildado de “engaño” a los españoles porque los números -recalcan todos los dirigentes- no suman. 

La moción, aseguran los 'populares', sólo interesa al partido de Santiago Abascal pues está diseñada “a su mayor gloria”, en palabras del alcalde de Madrid, y a los periodistas; no a los españoles y tampoco al PP. Por eso, restan importancia al sentido del voto y también a cuándo se decidirá en el seno del partido. 

En Génova son contundentes: la agenda del partido la marca su presidente, Pablo Casado, y no sus adversarios ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La decisión sobre el sentido del voto no es ni compleja ni complicada, defienden, y los populares están centrados en su estrategia de oposición "firme y responsable”.

Por ahora tranquilidad, debate no hay mucho, apunta otro alto cargo ‘popular’, que admite sin embargo que hay que pensar bien las implicaciones de las distintas posiciones.

Sí se han pronunciado públicamente figuras simbólicas para el PP como el expresidente del Gobierno José María Aznar, quien abogó por el 'no' porque la moción es “inoportuna”y “desafortunada”.

La exportavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo es partidaria, en cambio, de la abstención, mientras que la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre criticó la posición de Aznar, debatiéndose entre el 'sí' o la abstención porque el 'no', afirmó, implicaría no censurar a Sánchez. 

Tanto el 'no' como la abstención entrañan riesgos, sobre todo porque PP y Vox se disputan un electorado común y son los de Abascal los que presentan mayor crecimiento.

Así lo atestigua el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre, donde el PP mejora, acercándose al PSOE al sumar siete décimas más, pero Vox crece más, casi un punto que le permitiría adelantar a Unidas Podemos.

El respaldo a Vox entre los suyos es asimismo más firme, el 73,8 % de su electorado volvería a votarles frente al 63,9 % que repetiría la papeleta del PP. Ambos partidos tienen un 9 % de su electorado dispuesto a votar al adversario, en el caso de los ‘populares’ este porcentaje supone casi medio millón de electores.

En este contexto el sí está descartado. Supondría apoyar a un adversario de su mismo campo ideológico con menos votos y validaría una iniciativa que de ser útil tendría que haber estado protagonizada por Casado, como deslizó Álvarez de Toledo. 

Un no puede dar munición a Vox, que con su moción también persigue cuestionar a Casado y erigirse en líder de la oposición, como ya pretendiese Podemos ante Mariano Rajoy. También puede generar rechazo en los votantes que están entre dos aguas y reclaman más dureza.

La abstención no evita el cuestionamiento desde el ala más a la derecha del PP, pero Casado puede defender que censura a Sánchez sin respaldar una iniciativa a su juicio estéril. Esta postura choca sin embargo con las críticas de algunos ‘populares’ denunciando que la moción reforzará al Gobierno de coalición y a la mayoría parlamentaria que le respalda.

El partido de Casado comparte en este sentido la tesis de Aznar: la moción es desafortunada porque da una oportunidad al Ejecutivo de Sánchez para lucirse contra Vox, mientras que los de Abascal solo buscan mostrar a su candidato a las elecciones catalanas, como han afeado públicamente. 

Además, supone una interrupción a la estrategia de Casado, que tras iniciar el curso político con la sombra del caso Kitchen -que enfrenta al PP con su pasado- ha tomado aire las últimas semanas gracias a las acusaciones contra el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. 

Los populares han pasado a la ofensiva acusando además al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos de querer socavar el orden constitucional y buscar el poder absoluto acabando con la separación de poderes, por las críticas a la Corona y la proposición para reformar la elección del CGPJ. 

Además, el PP ha llevado al terreno de la disputa política e institucional la situación de la pandemia en Madrid, acusando de autoritarismo el estado de alarma en el que terminó desembocando el choque del Gobierno con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

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