La coalición de Gobierno afronta en baja forma un nuevo curso político muy complicado

Las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos han cogido impulso en las últimas horas a cuenta de la salida de España del rey emérito y de los contactos con Cs y la negociación de los presupuestos
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados donde han firmado el programa de Gobierno de coalición que compartirán PSOE y Unidas Podemos
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El Gobierno abre ahora un breve paréntesis de vacaciones antes de afrontar un mes de septiembre muy duro, con una perspectiva sanitaria complicada a causa de la covid y un panorama económico abrumador, y lo hace con una coalición que está en baja forma y tensionada, sobre todo por los Presupuestos y la Monarquía.

Las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos han cogido impulso en las últimas horas a cuenta de la salida de España del rey emérito, una medida que para Pedro Sánchez ha sido adecuada porque permite a Felipe VI marcar distancia con su padre ante posibles conductas irregulares.

Sin embargo, tanto para el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, como para todo su partido, la marcha del rey emérito es una "huida indigna" para eludir la justicia y han vuelto a agitar con fuerza la bandera republicana.

Enredados en este desencuentro sobre uno de los pilares de la Constitución española, como recordó ayer Sánchez en el balance que hizo del Ejecutivo en estos siete meses que lleva de recorrido, ambas partes han salido al quite defendiendo el buen estado de salud de un Gobierno que se formó en el tiempo de descuento para evitar la repetición de las elecciones por tercera vez.

Sánchez lo hizo en la despedida del curso político al hacer una férrea defensa de la coalición de gobierno y minimizar los choques entre el PSOE y Podemos, argumentando que mantienen las lógicas diferencias de dos partidos que son distintos.

A la vez, exhibió como un éxito el alto grado de cumplimiento de los acuerdos pactados con la formación morada, más de la mitad en lo que va de año.

Pablo Iglesias hizo lo propio al restar importancia a estas diferencias, que enmarcó dentro de la normalidad democrática.

En todo caso, no solo la Corona se ha interpuesto entre los dos socios, también lo ha hecho Ciudadanos, que, liderado ahora por Inés Arrimadas, se ha resituado en el centro con una estrategia clara de rentabilizar sus diez diputados y contrarrestar todo lo que pueda a Podemos y a los partidos nacionalistas e independentistas, aunque aseguran que sin vetos.

Y esta mano tendida de Cs al PSOE, apoyando todas las prórrogas del estado de alarma y el decreto de Nueva Normalidad, ha puesto nervioso a Podemos ante el temor de ver arrinconada parte de su estrategia y, por tanto, perder peso dentro del Ejecutivo.

Pero se ha tenido que resignar a que el partido naranja pueda entrar a negociar y apoyar los Presupuestos de 2021, el mayor reto que tiene por delante el Gobierno en un escenario de pandemia, cuyos efectos han provocado un millón de parados y la caída de un 18,5 % del PIB en el segundo semestre del año.

Aunque el Gobierno aún no ha presentado el proyecto de cuentas públicas ni ha empezado los contactos con el resto de fuerzas, Cs está estrechando sus lazos con el PSOE de cara a esta negociación y ha mantenido dos reuniones con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, la última hace dos días, que ha causado malestar en las filas de Podemos por no haber sido ser invitado.

En este caso fue la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien se quejó de que Podemos no estuviera en la reunión y acusó a la parte socialista de la coalición de mirar a la derecha, advirtiendo que cumplir con el acuerdo implica cuidar la mayoría parlamentaria que lo hizo posible, una mayoría que tampoco está muy contenta con el acercamiento de Sánchez a los naranjas.

Para zanjar la polémica intervino Calvo, quien enmendó la plana a Podemos al insistir en que el Gobierno en pleno está representado en cualquier reunión con que solo haya un miembro, como también se la ha enmendado hoy en el tema de la marcha de Juan Carlos I cuando ha dicho que el rey emérito "no huye de nada" porque no está inmerso en ninguna causa.

Con la coalición tensionada, el Gobierno se prepara para empezar un curso muy difícil y con muchas incertidumbres, y que arrancará en septiembre con la moción de censura de Vox.

Una iniciativa abocada al fracaso por falta de apoyos pero que reactivará el debate de trincheras en el Parlamento cuando el foco deberá ponerse en tejer las mayorías necesarias para sacar adelante unos Presupuestos de reconstrucción.

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