La portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, ha manifestado, tras la imputación de la expresidenta regional, María Dolores de Cospedal, en el marco del caso 'Kitchen', que "menos mal que hubo cambio político porque si no la sede de la Presidencia de la Junta se hubiera podido convertir y acabar como la sede de Génova 13".
A preguntas de los periodistas en una rueda de prensa este miércoles para informar de los acuerdos del Consejo de Gobierno, la portavoz del Ejecutivo autonómico se ha referido a la imputación de Cospedal por cohecho, malversación y tráfico de influencias.
Fernández ha precisado que el Gobierno de Castilla-La Mancha "no entra a valorar las decisiones judiciales", si bien ha indicado que es muy difícil no hacer alguna valoración estando en "el lugar físico donde presuntamente se produjeron los hechos", en el Palacio de Fuensalida, sede del Gobierno regional.
De hecho, ha indicado que en este edificio están el despacho de la que fuera presidenta de Castilla-La Mancha y del exjefe de Gabinete de Cospedal, José Luis Ortiz, ambos "imputados presuntamente por montar una trama de espionaje para hacer desaparecer la documentación que probaba lo que finalmente se probó, que el PP se financiaba ilegalmente", ha resaltado Fernández.
Asimismo, ha lamentado que mientras "se disparaban las listas del paro y la pobreza, despedía masivamente a miles de médicos y maestros y desmantelaba el sistema de la dependencia, los esfuerzos y la preocupación de Cospedal presuntamente eran hacer desaparecer las pruebas de un delito".
La portavoz del Ejecutivo castellanomanchego ha remarcado que les parece "extremadamente grave que los denuedos de la presidenta fueran esos y no para atender a la población más vulnerable", por lo que ha concluido que si no hubiera habido cambio político en la región en las elecciones autonómicas de 2015, la Presidencia de Castilla-La Mancha "se hubiera podido convertir en la sede de Génova 13 o, mejor dicho, hubiera podido acabar como la sede de Génova 13", ha concluido.
