Cataluña catapulta a Ciudadanos a una posición electoral muy ventajosa

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a Inés Arrimada, en rueda de prensa
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Aunque la victoria histórica de Ciudadanos en Cataluña no permitirá gobernar a Inés Arrimadas al no haber logrado frenar el independentismo, el "subidón" del partido naranja le catapulta a una posición muy ventajosa de cara al próximo ciclo electoral.

Con este triunfo que ha logrado romper la dinámica nacionalista en Cataluña en más de tres décadas, Ciudadanos cierra un año que comenzó con la reelección de Albert Rivera al frente del partido naranja -revalidado en primarias por primera vez- y una resintonización ideológica que generó ciertas discrepancias.

Se tachó entonces del ideario la afiliación socialdemócrata que habían mantenido durante los once años de recorrido político para pasar a definirse como un partido de centro, liberal y progresista, una etiqueta con la que en realidad ya venían funcionando desde la creación de Cs en 2006.

De aquella IV Asamblea General salió sobre todo un objetivo claro de entrar a gobernar a partir del próximo ciclo electoral, que, salvo sorpresas en el calendario, arrancará a partir de 2019 con autonómicas, municipales y europeas, y elecciones generales en 2020.

No obstante, ese calendario se podría trastocar debido a la complejidad de la situación catalana y las derivadas que tiene en el escenario nacional.

Precisamente, la crisis de Cataluña ha sido el paréntesis en el que ha quedado atrapada casi toda la actividad política de este año, sobre todo a partir del verano, dejando a Ciudadanos, como al resto de fuerzas políticas, sin mucho margen para pelear por sus propuestas.

Y en el caso concreto del partido de Rivera, el cumplimiento del pacto de investidura firmado con el PP en 2016 se ha visto superado por estos acontecimientos y no va al ritmo que Ciudadanos desearía.

En todo caso, la formación ha logrado sacar adelante iniciativas "clave" para ellos como la ley de autónomos, una de las primeras proposiciones que registraron en el Congreso, el complemento salarial, la ampliación del permiso de paternidad o la bajada del IVA cultural.

Medidas que se incluyeron en los Presupuestos de 2017 y que, por los avatares de la política (la repetición de las elecciones en junio de 2016 y la tardía investidura de Rajoy), no se aprobaron hasta finales del pasado junio.

Otros avatares, en esta ocasión derivados del desafío independentista en Cataluña, han forzado también a posponer hasta las negociaciones de las cuentas públicas de 2018 propuestas "naranjas" acordadas con el PP que daban, según Cs, un giro "social" a las cuentas.

La exención del pago del IRPF para los "mileuristas", rebajas impositivas para las familias con discapacidad o mayores a cargo, o ayudas para los que tengan hijos de 0 a 3 años son algunas de estas iniciativas, que han quedado aparcadas por el procés.

Un procés que, por otro lado, Ciudadanos ha rentabilizado no solo en Cataluña, sino también a nivel nacional, tal como refleja la última encuesta del CIS, ya que la crisis secesionista ha disparado sus expectativas electorales al crecer tres puntos -hasta el 17,5 por ciento de los votos- y ya pisa los talones a Podemos.

De la relación con su socio de investidura ha quedado algún que otro encontronazo, empezando por el fuerte choque que tuvieron en Murcia a causa de la imputación del entonces presidente de esa comunidad, Pedro Antonio Sánchez.

Rivera exigía su cabeza a cambio de mantener el acuerdo que sostenía al PP en el Gobierno autonómico y los populares se hacían los remolones. Finalmente el presidente murciano evitó el divorcio dimitiendo dos meses más tarde.

En esta relación de conveniencia, sin nada de química, ha habido desencuentros también por diferencias en la interpretación del pacto suscrito, sobre todo en aquello que tiene que ver con la regeneración democrática, que ha tropezado cuando menos con los reparos del PP. Un ejemplo, la limitación de mandatos del presidente del Gobierno.

Ciudadanos cierra el balance en "claroscuro" frente al arqueo favorable de los populares, que dan por cumplido el 60 por ciento del acuerdo, y entra en 2018 por la puerta de Cataluña, seguro de que, como insiste Rivera, su proyecto "renovador y sin complejos" va por buen camino.

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