Vecinos y familiares tanto de La Iglesuela (Toledo) como de las localidades aledañas a la misma han dado su último adiós al religioso toledano Miguel Pajares, quien falleció el pasado martes en el complejo hospitalario Carlos III de Madrid infectado por el virus ébola en Liberia.
El hermano del sacerdote, Gregorio Pajares, ha indicado en declaraciones a Europa Press que al funeral, que se ha celebrado en la Parroquia Nuestra Señora de la Oliva de la localidad, ha acudido "el pueblo entero y gente de todos los pueblos vecinos".
De este modo, ha apuntado que en el sepelio se ha volcado "todo el mundo" porque su hermano era "una persona muy querida". Además, ha manifestado que la familia, aunque sigue consternada por lo sucedido, "lo vamos pasando".
El religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan Dios (OHSJD), de 75 años de edad, llegó a España la semana pasada procedente de Monrovia y fue tratado por el denominado 'suero milagroso', el medicamento ZMapp llegado de Estados Unidos.
Jou alaba “el mensaje de entrega a los demás” por el que será recordado
Por su parte, el delegado de la Junta en la provincia de Toledo, Fernando Jou, ha alabado “el mensaje de entrega a los demás” que el padre Miguel Pajares “llevó hasta sus últimas consecuencias, entregando incluso su vida”, y por el que siempre será recordado.
Así lo ha manifestado Jou en La Iglesuela, donde también ha asistido a la misa funeral por el misionero fallecido a causa del Ébola, a cuya familia a transmitido el pésame de todo el Gobierno de Castilla-La Mancha y de la presidenta, María Dolores Cospedal.
El delegado provincial ha señalado que Miguel Pajares era “una persona muy querida no solamente en La Iglesuela” sino también en toda Castilla-La Mancha, en toda España “y en gran parte de África, porque también hoy en África están de luto”.
Jou ha apuntado que hay que luchar para que “en el futuro no sea necesario que nadie entregue su vida” por ayudar a los demás, y ha añadido que “tenemos que volcarnos para hacer todo lo posible, y más incluso, para que las condiciones de vida del Tercer Mundo puedan ser justas y con una salubridad que hoy por desgracia no tiene”.
En ese sentido, ha trasladado “la solidaridad de todos los castellano-manchegos con todos esos pueblos que tan mal lo están pasando”, y en los que “la lacra del Ébola se está cobrando miles de víctimas”. “Los países desarrollados tenemos la obligación de hacer un esfuerzo suplementario para conseguir que esta lacra deje de serlo”, ha concluido.
