Opinión

Vasos comunicantes

Si pensamos -con cierta lógica y fundamento- que el declive del PSOE va de la mano del ascenso de PODEMOS, tenemos que concluir que los últimos batacazos electorales del PSOE no constituyen un castigo "específico" y "nominal" a Pedro Sánchez, sino a toda una trayectoria de décadas.

Así como el 15M y todos los fenómenos políticos en torno a él no resultan de una mutación puntual y aleatoria fruto de la penúltima crisis, sino la cristalización última de una dilatada degradación previa, la crisis actual del PSOE tiene muchos y añejos padres.

Paradójico sería que se ofrecieran como solución final los que están en el origen del problema y son causa fundacional del desastre.

Blair -se nos dice en la prensa de estos días- anda a la búsqueda desesperada de una restauración de su imagen pública, perdida en alguna puerta giratoria de su insensata -aunque lucrativa- conversión neoliberal.

Corbyn anda en otro intento también desesperado: purgar los pecados de sus mayores para poder optar a un cambio de rumbo. En pocas palabras, que al laborismo con aspiraciones de futuro no se le relacione con el pasado reciente que representa Blair.

No muy distinto es lo que ocurre aquí en nuestro país, donde un Pedro Sánchez, heredero de tantas deudas y chivo expiatorio de tantos pecados, intenta salvar los muebles.

Sus más preclaros barones le aconsejan, sin embargo, seguir el ejemplo y el rumbo de CIUDADANOS apoyando a Rajoy, los cuales están hoy, por eso mismo, abocados a la insignificancia y la desaparición.

CIUDADANOS ha tenido un enorme éxito en sostener y aupar el extremismo representado por el PP de Rajoy.

Unos se han vaciado, y los otros se han llenado. Aparentemente una estrategia equivocada y absurda, aunque como vasos comunicantes de la misma sustancia, los que están detrás de ese negocio nunca pierden.

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