Opinión

Pico (gripal) no, cordillera

Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni nos informan en su libro "Estado de crisis", que la crisis del capitalismo que estamos viviendo no es una más, similar a otras que la precedieron, sino que a lo que nos enfrentamos ahora -quizás por no haber sacado conclusiones y remedios perdurables de las crisis anteriores- es a un "Estado de crisis" que amenaza perpetuarse como un cáncer, y provocar como metástasis una crisis subsidiaria de la democracia y el estado de derecho, es decir, de los valores propiamente occidentales.

Esta crisis no se trataría ya de un pico o cumbre que hay que sobrepasar, sino de toda una cordillera en la que debemos resignarnos a sobrevivir y malvivir, con muy poco oxígeno.

Salvo que -y esto es una opción más sensata- nos demos media vuelta y reencontremos el camino perdido, y recuperemos nuestros valores democráticos.

Pues esto que podemos decir, en forma de metáfora geológica, de nuestra circunstancia económica, política, y social, podemos decirlo también del deterioro  -ya desastre- de nuestra sanidad, cuya actual crisis no se debe a un "pico" gripal, sino que en todo caso enlaza con todo el malestar precedente y nos conduce, sin remedio, al malestar subsiguiente. Malestar de los usuarios y malestar de los profesionales.

Ocurre que los "picos" gripales les vienen muy bien a los gestores economicistas y desregulados (también recortados) para justificar y enmascarar un estado de cosas que a poca memoria que tengamos, reconoceremos que no es nuevo ni puntual, sino que se arrastra desde hace demasiado tiempo: las listas de espera en atención primaria (para el médico de cabecera) y para el especialista, las urgencias hospitalarias con sus pasillos repletos de pacientes que esperan su turno en condiciones inhumanas, falta de camas, recorte y explotación de medios y profesionales que cada día se ganan a pulso una enfermedad laboral (¿dónde están los sindicatos y los servicios de salud laboral?), y que además sufren la agresividad o incluso las agresiones del usuario que no sabe orientar su descontento, y que sin embargo evita el gestor en su despacho, donde, por cierto, está protegido por servicios de seguridad, mientras que muchos o casi todos los puntos de urgencia de atención primaria (PAC), donde se dan mayoritariamente estas situaciones de violencia, están totalmente desprotegidos (no hay ni celadores).

Recientemente hubo que reducir a un individuo armado con escopeta en el CS de la Solana, que amenazó a los profesionales en el servicio de urgencias, que es mayoritariamente el tipo de servicio donde se suelen producir estos episodios de violencia.

De los políticos lo más que se puede decir (al menos de muchos de ellos) es que viven en su mundo y todo les importa un carajo. Sólo así se puede explicar que algunos representantes del PP en nuestra comunidad, descubran ahora que hay listas de espera infumables en nuestra atención primaria, la del antiguo médico de cabecera, ignorando que es una situación que arrastramos hace ya más de una década, y a la que Cospedal como el PSOE que la precedió tanto contribuyeron con sus recortes y su mala gestión. Las listas de espera para el médico de cabecera a veces son de entre 7 y 14 días. Luego explicaremos algunos de los motivos de este absurdo, inconcebible en otros tiempos.

Adelantemos ya una reflexión: aunque todo este cúmulo de despropósitos tiene fundamentalmente su origen en los recortes (que sin embargo no sufre el "aparato" político, por otra parte tan estéril), cabe también una gran responsabilidad a los malos gestores, que en gran número de casos debe su nombramiento a factores políticos.

De los profesionales lo que se debe decir y denunciar es que no dan más de sí, y en algunos casos, como ocurre con los profesionales PEAC de los servicios de urgencias de atención primaria, están sometidos a explotación y condiciones laborales infrahumanas, que ni en el tercer mundo darían por buenas, y que ni los sindicatos ni los servicios de salud laboral -salvo honrosas excepciones- vigilan ni les importa.

De malos gestores estamos sobrados. Lo que nos faltan son trabajadores, habiendo, sin embargo, tanto paro.

Desde el momento que hay listas de espera en atención primaria (para el médico de cabecera) ya hemos fracasado. Desde el primer peldaño nos hemos quedado sin escalera. A partir de aquí viene todo lo demás, y sin solucionar esto, no solucionaremos nada en nuestra sanidad.

La única manera de acabar con las listas de espera para el médico de cabecera, es acabar con el ingente número de consultas que no se pasan y se pierden (pero se retribuyen) cada mes, en cada centro de salud de nuestra comunidad. Más allá de las licencias reglamentarias, que están perfectamente establecidas, y que nunca provocaron ese deterioro, porque además se cubrían con sustitutos (ya no o muy poco), la causa hay que buscarla en la gestión del llamado "descanso posguardia", que se organiza y gestiona como una "licencia reglamentaria y retribuida", cuando en realidad es un "descanso entre jornadas sin derecho a retribución". Si esto se confirma (como yo creo), y no solo lo parece sino que lo es, estaríamos ante un fraude de dinero público. La jornada ordinaria no se cumple pero se paga.

Dada esta situación, digamos "alegal", la acumulación y el coleccionismo de descansos posguardia se ha convertido en un "chollo" y en una aspiración guiada por la codicia. Como las legendarias "peonadas".

Como los gestores deben creer que no han hecho suficiente destrozo de nuestra sanidad y de nuestro presupuesto (¿fraude de dinero público?) con permitir esto, además ponen la organización del calendario de guardias y sus "libranzas" en manos de quien más se beneficia de este orden de cosas.

Como a su vez esos gestores -que no son tontos- son conscientes de esta chapuza con tintes de ilegalidad, intentan compensarla poniendo a los profesionales que se benefician de tan peculiares "libranzas" a hacer, cuando toca, el papel de sustitutos de sus propios compañeros, para lo cual, de un modo u otro, parcial o totalmente, tienen que abandonar su propia consulta, pues no incrementan su horario, sino que lo solapan. Se desnuda un santo para vestir otro.

Ese mecanismo de sustitución muchas veces es solo teórico, sobre el papel (aunque el papel sea un Plan Funcional), porque en realidad esa sustitución en bastantes casos ni se lleva a cabo. Las órdenes de la Gerencia no se obedecen, el Plan funcional no se cumple, y las consultas quedan vacías.

¿Resultado?: Como el número de consultas que se pierden (pero se retribuyen) cada mes en cada centro de salud es ingente, se producen (en atención primaria) las listas de espera que ya hemos comentado, listas de espera que los pacientes no asumen, y que desembocan en la saturación de los servicios de urgencias. Los PAC (servicios de urgencia de atención primaria) se desbordan con consulta ordinaria que no se pasa en su lugar natural (las consultas), y quedan inútiles para su auténtica función, asistir las verdaderas “urgencias” actuando de filtro eficaz del hospital (¿cómo abandonas un servicio con 20 o 25 pacientes “urgentes” en la sala de espera para salir al exterior?).  Y luego ya toda esa mala gestión de la atención primaria se desborda hacia el hospital y el especialista. No en forma de "pico gripal", sino en forma de picos y situaciones cochambrosas que se suceden, apenas sin solución de continuidad, desde hace ya mucho tiempo.

¿Propuestas de solución?:

Primera: cumplir la legalidad de las jornadas, descansos, y retribuciones. Por ejemplo, la legalidad dice que los turnos del calendario de guardias tienen que ser "rotativos" (Decreto 137/1984 de Estructuras básicas de salud, artículo 6, punto 3). Ahora se deja hacer (laissez faire) sincopado y a gusto de quien lo confecciona para coleccionar descansos posguardia. Hacerlo rotativo, aminora las consultas perdidas y aumenta la eficiencia asistencial. Viene exigido también por imperativos de salud laboral y una distribución más “fisiológica” de los turnos (el agotamiento de los profesionales, como hoy se vive, no conduce a nada bueno).

La jornada “ordinaria” que se cobra hay que trabajarla. No hacerlo es fraude de dinero público.

Los calendarios de guardias los decide el gestor, de cara a una mayor eficiencia asistencial, no quien es juez y parte, de cara a su propio beneficio personal.

Segunda: hay que recortar a los políticos y a los gestores, no al servicio público. Daría para pagar a los sustitutos que legalmente hay que poner para cubrir las licencias "reglamentarias". El descanso posguardia es un descanso entre jornadas, no una licencia reglamentaria con derecho a retribución. Las licencias reglamentarias deben sustituirse todas. En su defecto el plan funcional tiene que cumplirse en sus términos exactos.

Tercera: Es un imperativo insoslayable la distribución clara, fehaciente (blanco sobre negro y firma debajo) y racional de las funciones. Poner al personal de consulta a pasar consultas, y al personal de atención continuada (guardias) a hacer atención continuada, que no es pasar consulta porque además este personal carece de los instrumentos –incluso administrativos- y del mandato legal para ello. Estos servicios tienen que actuar de filtro eficaz de las urgencias que acuden al hospital, y ahora mismo esto no es posible. Nos encontramos ante una disyuntiva: o el personal de consulta cumple la jornada ordinaria que cobra, o hay que contratar más personal de atención continuada. Es urgente dotar de “doble equipo” a todos los PAC y en todo su horario de guardia, única forma de acudir a las urgencias del exterior cuando en la sala de espera hay pacientes, cosa que ocurre constantemente.

Y en relación con este último punto: ¿para cuándo unas instrucciones claras, blanco sobre negro y con firma debajo, sobre cómo hay que actuar cuando nos demandan asistencia en el exterior y la sala de espera está llena de pacientes sin la posibilidad de triaje, y el equipo que se va es el único que hay? ¿Se echa a la gente? ¿Se cierra la puerta o se deja abierta? Recientemente, en un PAC (doy fe), cuando el equipo que había salido a una urgencia exterior volvió, se encontraron con una persona tirada en el suelo, delante de la puerta del servicio de urgencias, rodeada de sus familiares. Así de triste y cochambroso. ¡Doble equipo ya en todos los PAC!

En resumen, con la nueva administración (PSOE) las cosas no han mejorado, sino que incluso han empeorado. Y ya es difícil, porque el objetivo del PP era y es cargarse la sanidad pública para hacer negocio privado. Su lema es ¡la salud para quien se la puede pagar!

Unos y otros emplean las mañas de la empresa “desregulada” en un servicio público. Y los sindicatos mudos y ausentes.

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