Opinión

Blanca y del sur

La marea blanca hoy arrecia desde el sur, contradiciendo con su viveza y vigor el rigor invernal.

Quizás allí abajo pasan menos frío y los ciudadanos reivindicativos no están aún "hibernados".

Nos recuerdan tiempos no tan lejanos en que esas mareas bullían por las calles de toda España, aún con fe y esperanza de sacudirse la pesadilla de encima, un último fulgor antes del coma profundo.

Pero ¿quién sabe?

Quizás ese último resto de vida sea contagioso y resucite al muerto entero. O eso, o la primavera. Una primavera parecida a la de Praga, por ejemplo, eso es lo que necesitamos.

Sería una "reconquista" el revés. Desde el sur hacia el norte. Desde el calor hacia el frío. Desde la indignación contra la modorra.

Mientras ese milagro ocurre, las mareas blancas han llenado estos últimos días las calles andaluzas, en defensa de la sanidad pública y los derechos humanos, y en denuncia de sus asépticos enemigos.

35.000 personas, sólo en Málaga, y otras muchas en otras ciudades andaluzas, han llamado la atención -y quizás causado la envidia- del resto del país.

Irradian fuerza a estas alturas de la debacle, mientras en otros lugares de España ya sólo se respira resignación y derrota. Y un frio siberiano.

Mientras alguien se levante frente a los que quieren vaciar el Estado de su contenido social para dejar una cáscara vacía, un "aparato" huero de políticos que defienden su cosa mientras administran nuestra nada, no todo está perdido. Una ola puede empujar a otras muchas y causar marejada.

Estos hechos ponen de manifiesto una vez más la falta de empatía social de nuestros políticos, y vienen a coincidir con el declive en las encuestas de Susana Díaz.

Ciudadanos y sanitarios del sur, hoy nos dan a todos una necesaria lección de resistencia y firmeza.

Aquí en Castilla-La Mancha, el desastre de nuestra sanidad se vive de otra manera, y sobre todo no se vive, se padece. En silencio. El silencio de los corderos.

Faltan las organizaciones que denuncien y que movilicen conjuntamente a ciudadanos y profesionales, cuando lo cierto es que la situación no es mucho mejor ahora con Page, que con la anterior Administración de Cospedal, ya de por sí lúgubre y pésima.

Desastre en la atención primaria, y desastre en las urgencias hospitalarias de nuestra Comunidad, que por un momento han saltado a los medios de comunicación (RNE, TVE, La Ser, El Mundo...), y que han tenido que ser notificados al juez.

Desastres que van más allá de un pico gripal, al ser una situación que se arrastra desde hace tiempo por los recortes y la mala gestión, fruto en última instancia de las decisiones políticas.

Mala gestión que incluye el maltrato laboral de los trabajadores, y el maltrato de los pacientes.

Desde la gestión alguien ha dicho que notificar al juez no es el procedimiento. Diríamos nosotros que lo que no es modo de proceder, es la indiferencia.

Cuando ante las repetidas denuncias de la situación no hay ninguna respuesta y se conculcan y se lesionan con tanta desidia como frecuencia los derechos y la dignidad de los pacientes y de los trabajadores, es casi una obligación dar la voz de alarma.

Motivos sobran, y no sólo en el sur, sino a diestro y siniestro.

Fíjense si no en “las eléctricas”, un ejemplo más de como la libre competencia -en los sectores estratégicos que cubren la necesidad humana- es un don del cielo que multiplica las posibilidades de estafa y maltrato.

¿Y qué me dicen de los bancos, ese ejemplo máximo de la superioridad de la gestión privada, que cada dos por tres se caen de culo, y hay que levantarlos con dinero público?

PP, PSOE, y (como no) C's, rescatadores, guardaespaldas, y agentes comerciales de las estafas de los bancos, dicen "ahora" que nos van a rescatar de las cláusulas suelo.

¡Lástima que tuviéramos que esperar tanto tiempo para que "otros" lograran un poco de justicia para nosotros!

¿Qué se apuestan que un día de estos nos cuentan que nos van a rescatar de Wolkswagen?

Pero no se lo crean. Sería sobre el cadáver de Ángela Merkel. ¡La jefa!

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