Opinión

Alaridos y omerta

Yo estoy seguro, en la medida de mis dudas, de que la ruina final de nuestra democracia acontecerá oscurecida entre alaridos de triunfo deportivo y grandes cifras macroeconómicas. El tamaño y el ruido impresionan mucho.

El ruido de cascotes y taladradoras que minan esos cimientos civiles cada día, son apenas un murmullo amortiguado por los grandes espectáculos de masas.

Nuestra normalidad es tan ruidosa que nuestra anormalidad medra y se hace fuerte entre algodones.

No es sin una razón sólida que el fraude millonario de los futbolistas galácticos a nuestra Hacienda nos importe un pito (al mismo tiempo que se agostan nuestras pensiones y encogen nuestros derechos sociales), o que nuestro modelo vital sea tan pueril como las cabriolas que Cristiano Ronaldo se marca junto al palo del córner.

A la hora de afrontar la vida civil y política como circo, este es un buen entrenamiento que además requiere muy poco esfuerzo.

Es coherente con este escenario que algunos gobernantes -a los que incluso votamos- excusen y justifiquen esas faltas fiscales como un culto a los héroes, necesario en toda sociedad primitiva, y que los hilos, las ondas, y las cámaras de los medios de masas, oficien ese culto amplificándolo desde sus tóxicos minaretes, en una llamada a la oración colectiva.

Fe y propaganda son como las dos caras de una misma y falsa moneda.

Entre futbolistas galácticos y políticos extraterrestres no puede haber sino buen rollo. Que compartan paraísos se considera de buen tono y signo de modernidad.

Esa es la atmósfera que lo inunda todo, y la deslumbrante y mefítica luz que irradia hace que no veamos más allá de nuestras narices. Vivimos en un flash. Intoxicándonos.

Eucaristía mediática y profana que Platón –el áureo- habría proclamado como idea suya y Goebbels –el nazi- suscrito en el papel de discípulo aventajado.

No será sin consecuencias palpables y duraderas que el cine hollywoodiense más patético y hortera triunfe por doquier, y que entre zombis pegajosos y superhéroes hormonados, se consuman tres cuartas partes de nuestro olimpo mitológico. El resto lo consumen duelos y quebrantos.

La única duda geoestratégica que me intriga y aún no he resuelto, es si en este carrusel de despropósitos que la posmodernidad ha acelerado como un tiovivo, estamos solos -tan diferentes como siempre- o navegamos ahora ya todos juntos e iguales en la misma nave de los locos.

Posmodernidad y corrupción como fórmula globalizada.

Ni se me ocurre preguntar:

¿Tendrá alguna vez, en un futuro inmediato (más tiempo no hay), la ecología tanto interés y eco como las cabriolas de Cristiano Ronaldo?

Y no lo pregunto porque dada la diligencia que ponemos en este tema, la respuesta "empírica" me puede llegar allá por los últimos coletazos de la sexta extinción.

Que dicen que será antropogénica o antropocénica.

Del discurso del Rey -aprovechando que hablamos de extinciones y simios poderosos- con ocasión del cuarenta aniversario de nuestra transición suspensa en el tiempo, como el Espíritu Santo lo está en el espacio, se destacan dos hechos: que la corona calificara por primera vez de "dictadura" al régimen de Franco, y que dijera que "fuera de la ley todo es arbitrariedad".

En cuanto a lo primero es un gran avance cuarenta años después, tan sorprendente en su retraso como si ayer mismo Merkel hubiera revelado a los alemanes que el régimen de Hitler era poco liberal.

En cuanto a lo segundo todos le dan  la interpretación obligada por el momento y la razón de Estado, y así coinciden que es una "indirecta" muy directa del monarca al independentismo catalán.

Sin tantas anteojeras institucionales como nos obcecan y ciegan podría pensarse que es un ejercicio arriesgado este de mencionar la soga en casa del ahorcado (se echó en falta al rey emérito), ya que la propia casa real tiene experiencia dilatada en este tipo extravíos que conducen al terreno de la arbitrariedad.

No digamos el partido del gobierno en lo que se refiere a colocarse fuera de la legalidad vigente o al despliegue libérrimo de toda suerte de arbitrariedades (pongamos la amnistía fiscal como ejemplo sintético).

Arbitrariedades que en su punto más álgido y desatado han llegado a atascar las cloacas del Estado.

Al menos Jordi Évole, aprovechando que esas cloacas atestadas regurgitan, sigue apuntándose hitos periodísticos importantes a la vez que saludables -véase su entrevista al comisario Villarejo- en beneficio de nuestra edad adulta y de nuestra vapuleada democracia.

Para mí que seguimos muy lejos de la normalidad.

Ahora bien, no me cabe la menor duda tampoco de que no hay más salida a esta situación tan extraña que la que nos lleve hacia esa normalidad de una vez por todas, porque ya es raro que cuarenta años después parezca aún inalcanzable.

Y en eso estamos según la versión más optimista.

POSDATA:

Comparecencia íntegra de la periodista de 'Público' Patricia López en la Comisión de Investigación sobre la Operación Catalunya

http://www.publico.es/politica/comparecencia-integra-periodista-publico-patricia.html

Salvados / La versión de Villarejo

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-12/capitulo-21-versin-villarejo_2017062401332.html

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