Opinión

El olvido

El olvido no siempre es prueba de dejadez o indiferencia, es un mecanismo de defensa que nos ha permitido sobrevivir como especie, como también lo es el miedo. No podríamos vivir el presente enterrándolo a diario bajo recuerdos acumulados. No podríamos ser felices hoy si no fuéramos capaces de olvidar nuestras experiencias negativas una vez pasado el duelo. ETA dejó de matar hace siete años. Y el tiempo transcurrido ha alimentado un olvido que se percibe cuando sufrimos de nuevo, aunque sea a distancia, el zarpazo del terrorismo. La reacción ante la matanza de Manchester es una buena prueba de ello.

Hemos olvidado que no hace tanto tiempo los verdugos y las víctimas de un terrorismo feroz habitaban entre nosotros, eran nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros familiares. Nos sucede lo mismo con las guerras, con los refugiados, con los emigrantes... Así que sorprenden los repetidos análisis sobre la nacionalidad del asesino identificado del Manchester Arena. Había nacido, había crecido, se había educado aquí, se dice con cara de incredulidad. Como si los terroristas de ETA hubiesen nacido en Noruega o en Ucrania. También sorprende la sorpresa sobre la creciente maldad de los asesinos yihadistas dispuestos a hacerse estallar en una concentración masiva de adolescentes. Hemos olvidado Hipercor, el cuartel de Zaragoza, a Irene Villa... Y es preocupante la criminalización de una religión por el mero hecho de ser la misma en nombre de la que matan estos criminales. Olvidamos de nuevo que algo parecido también sucedió aquí con lo vasco y con el independentismo, identificados malévolamente por determinados sectores con lo criminal.

Así que, aunque el olvido no siempre es malo, hay ocasiones en que es necesario recordar. Para saber que nos enfrentamos a un fenómeno que no se desvanecerá por sí mismo ni será fácil de vencer a medio plazo. Porque es muy difícil dar respuesta a un fenómeno global y difuso que sólo nos indigna localmente. Nadie se ha manifestado en Damasco ni en Kabul por las víctimas de Manchester, como no nos hemos manifestado en Europa por los cientos de víctimas que el terrorismo ha sembrado en 2017. Porque según desde donde se mire, aunque el terrorismo es el mismo, parece problema de otros.

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