Se cumplen en 2016 treinta años de la adhesión de España a la, entonces, Comunidad Económica Europea (CEE). Se trata de la etapa, probablemente, de mayor progreso y desarrollo económico y social de nuestro país que, de la mano del proceso de integración europea, fue capaz de fortalecer la incipiente Democracia, resultado de la aprobación de la Constitución Española de 1978.
La España de hoy, nada o casi nada tiene que ver con la de 1986. A lo largo de estos años, nos hemos ido adaptando -y beneficiando sin ningún lugar a dudas- a la libre circulación de mercancías y, posteriormente, libre circulación de personas. También a la moneda única, a las políticas de desarrollo territorial comunitarias, a las de cohesión; en definitiva, a lo que en su conjunto se conoce como ‘acervo comunitario’. Y dentro de este “núcleo duro” de las políticas de la Unión Europea, una de las más relevantes y, quizá, la más común de todas ellas es la Política Agraria Comunitaria (PAC) que nace al mismo tiempo que la CEE y que, en realidad, viene a cumplir con la principal razón que, allá por 1957, impulsó a los padres fundadores de este apasionante proyecto de integración europea, esto es, garantizar el abastecimiento de alimentos en una época difícil tras la Segunda Guerra Mundial.
Y, en este tránsito, de forma paralela, la agricultura y ganadería españolas han sufrido lo que podríamos denominar una auténtica revolución, gracias al impulso de modernidad y tecnología que posibilitó la aplicación de la PAC, desde 1986 en nuestro país.
Aprovechando esta efeméride, la Asociación de Geógrafos Españoles organizó en Ciudad Real, hace unas semanas, el primer Coloquio Internacional de Geografía Rural, en el que participé en la conferencia inaugural. Respondía de esta forma a la invitación que, antes de ser nombrado consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, me hicieron: Fernando Molinero, geógrafo y catedrático de la Universidad de Valladolid -al que debo agradecimiento, no solo por la invitación, sino también por su colaboración en un estudio que realicé con otro profesor de Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Valencia, Raúl Compés, hace ya dos años, sobre el Efecto del Despoblamiento de los Municipios Rurales Españoles- y a Raúl Ruíz Pulpón, también geógrafo, profesor y Director del Departamento de Geografia y Ordenación del Territorio de la Universidad de Castilla-La Mancha. ¡Muchas gracias a los dos por la invitación!
Disfruté mucho analizando la historia de la PAC, ¡una política que me apasiona! Un asunto al que he dedicado muchos años de mi vida profesional y sobre el que pude volver a hablar en un foro de primer nivel. Quiero dar las gracias a Cristina Fernández Navarro, Julia González-Pueblas, David Sánchez Jiménez y Diego Serrano Martín, compañeros en esta etapa en la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha por transcribir mi conferencia. Gracias a vosotros puedo compartir hoy mis palabras.
Solo un último apunte: no hemos pretendido cuidar el formato escrito sino respetar, en la medida de lo posible, el contenido exacto de la intervención oral.
Espero que os resulte de interés.
