Opinión

¿Por qué se llama Toledo?

Verán, de la etimología de Toledo se han apuntado teorías que aún siendo defendibles en base a la historiografía, al no estar debidamente alfabetizados en la escritura de nuestros ancestros se nos privó de respuestas a las grandes incógnitas de la civilización ibérica. Y quizá para comenzar a conocerlas sea imprescindible comprender por qué Toledo, la que fue capital del Reino de Castilla, fue denominada por los romanos Toletum.

Miren, la historia de la ciudad se remonta a la Edad del Bronce y fue un enclave e importante centro Carpetano hasta su conquista por los romanos en 193 a. C. Y cuando se trata de documentar la historia antigua se suele hacer desde los textos latinos, sin embargo a través de mis investigaciones constaté que existe una laguna temporal donde se obviaron hechos relevantes que se desconocían de un periodo anterior lleno de episodios históricos y que conocerlos es fundamental para la historia de Castilla. Pero entonces ¿quién fundó Toledo?

Habrán escuchado en muchas ocasiones la exclamación: Carpe Diem, es decir “disfruta el día”. Se pronuncia en latín pero su origen se encuentra en el antiguo griego: καρπός “karpós” y de donde procede también el nombre Καρυο “Cario” que significa fruto. Es decir carpe-tano es en realidad una traslación de cario pero faltaría conocer además ¿por qué Tano? Mucho pudiera sorprender eso se debió a sus creencias religiosas y es que ellos daban culto a los dioses Ti·Tanes o Ti·Tanos. Los romanos nunca lo hicieron público pero en privado conocían que los celtíberos eran helenos y que la ciudad estaba bajo la protección de su santa diosa, de otro modo no la hubieran rebautizado y en latín como Toletum, pero ¿saben cómo la llamaban los Cario? To · Ledo. Y en su fundación, antes de llamarse Toletum fue la bendita ciudad de Toledo. Sí, aunque les cause extrañeza estoy diciendo que Toledo siempre se llamó Toledo y desde el principio, no importa cómo le llamaran los romanos. ¿Y saben por qué Toledo? Pues porque la ciudad está dedicada a su diosa primordial: TO · LEDO que es un acrónimo ibérico que significa La Ledo. ¡Sí, asombroso! los carpetanos la llamaron con la misma admiración que lo haríamos nosotros al contemplar la ciudad: “OH! LEDO”.

Verán, celtíbero y heleno son conceptos que no casan entre sí. Es por ello tan delicada y ardua mi tarea de rehacer y rehabilitar en su justa medida este enorme desatino sobre nuestros antepasados y devolverles el lugar tan destacado que se les escatimó y a sus descendientes su legítima identidad. La historiografía los mal interpretó en un genérico por íberos y celtíberos pero hallé que no lo eran, ni una cosa ni la otra; entre otras razones porque los genuinos iberos se asentaron en el sistema ibérico y por otro, los celtíberos no eran una tribu céltica sino distintos pueblos gálatas. Miren, lo explicaré mejor; en latín Celtici significa “celta” pero hubo una confusión crítica, es el nombre que recibían también las poblaciones helenas de Asia Menor. Eran Keltiki pero con el latín la “k” pasó a ser “c” (Ke-Ce). Los Çeltikçi no eran propiamente celtas y se encontraban en Galatia. Los Cario vivían en Mileto a orillas del río Menderes y otro gran meandro baña los lindes de otra ciudad, una ciudad lejana desde allí, la ciudad de Toledo. ¿Piensan que se trata de una mera casualidad?

Miren, añadiré que la ciudad Ikesankom muestra una genealogía de raíz carpetana que conocemos. Es una palabra próxima a nuestros sentimientos más sagrados. El nombre celtíbero que en griego se verá como Ιkesa intercalará una “i” para decir Ιkesia y justo es el vocablo que da origen a la palabra “Iglesia”. Ιkesan significa “las suplicas” y cómo pueden imaginar Κom significa “asamblea”. Numerosos países del este llaman al verano con las distintas variantes de ΛΗΤΩ “Leto” ¿por qué? No saben la razón y es que en el este y en el oeste olvidamos de qué modo fueron denominadas aquellas cosas importantes para nuestros antepasados. En este asunto resulta que se atribuía al Sol el triunfo sobre las tinieblas. Por lo tanto, la siembra, las cosechas y otras actividades agrícolas dependían de él y fue adorado por los celtíberos porque era el creador de las estaciones y el ciclo de la vida estaba asociado a él. Era la celebración del nacimiento del Sol y la diosa Leto o Ledo era su Madre. Y es que nuestras antiguas ciudades fueron Teónimos y dormían protegidas por sus dioses. Nuestra Señora de Ledo era la madre de los Λητοί; Apolo y su gemela. ¡Sensacional! Fuimos una tierra Pan·helénica y nosotros no conocíamos algo tan importante y vital para nosotros, tanto como individuos como para la misma conciencia de país. Tiempo después y con la llegada a la península del nuevo y moderno culto, las suplicas a Nuestra Señora la Virgen María recibirían el mismo nombre de la antigua diosa: LETANIAS.

Miren, Toledo no es una ciudad como las demás, todas son hermosas pero esta tiene algo que no todas poseen, no es sólo por su encanto e interés sino que se trata de un enclave bendito. Es un lugar santo y antes de la cristiandad. Cuando un enclave es bendecido por sus fundadores lo seguirá siendo siempre, no importa quién llegue y lo habite después. Y no basta con estar profundamente enamorado de una ciudad como Toledo y de sus límpidos cielos, hay que entender cómo es rodeada con tiernos brazos por su río Tajo y al elevarse desde un promontorio rocoso que pretende unirse en una gran y desde antaño alianza con Dios.

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