Opinión

Los presupuestos manifiestos

Como ya advertíamos en fechas anteriores, los Presupuestos del Ejercicio 2014 en Castilla-La Mancha, pese a lo dilatado de su debate, serán aprobados Dios mediante, en las postrimerías de esta semana

Como ya advertíamos en fechas anteriores, los Presupuestos del Ejercicio 2014 en Castilla-La Mancha, pese a lo dilatado de su debate, serán aprobados Dios mediante, en las postrimerías de esta semana.

Los únicos partidos con representación en el hemiciclo se han venido despellejando mutuamente a lo largo de todo el otoño para concurrir de nuevo ante la escasa audiencia que levantan este tipo de enfrentamientos y aprobar lo que la mayoría 'popular' ha decidido poner sobre el papel: más recortes y un aumento de la cifra global del presupuesto para hacer frente al pago de la segunda deuda autonómica más elevada del país.

Unos 10.300 millones de euros la sustancian -el 28,7% del PIB, ahí es nada- cuando, ni de lejos, Castilla-La Mancha tiene medalla de plata en cuanto a población o riqueza. El endeudamiento de las administraciones públicas no es cosa nueva y, siendo sinceros, en nuestro caso es en buena parte heredada.

A finales de 2011, se contabilizaban 6.587 millones de euros de deuda (un 18,8% respecto al PIB), y aunque en este tercer trimestre del año, bien es cierto que se ha reducido la cifra adeudada en 77 millones, lo cierto y verdad es que, desde que gobiernan los 'populares' -dos años y medio-, la cuantía se ha visto incrementada en casi 4.000 millones.

Ya lo decía hace escasas fechas la presidenta de Castilla-La Mancha. En un alarde de sinceridad y entre tanta broza catala, María Dolores de Cospedal, esgrimía en su discurso un sincero "no podemos hacer más" con lo poco que nos queda tras abonar a los bancos lo que a la Administración tiene a cuenta.

Eso atañe claramente al techo de gasto -lo que se puede invertir- que, año a año, mengua sin que sepamos dónde se puede poner fin al cumplimiento de los objetivos de déficit por encima, o muy a pesar, del mantenimiento de los servicios sociales fundamentales que también garantiza la, en la últimas fechas, tan traída Constitución del 78.

Eso significa que, aduciendo a la "herencia recibida" más la creada en tiempos propios, al Gobierno no le queda otra -o eso dicen- que seguir esquilando al cero a la Educación, la Sanidad y los Servicios Sociales.

Hay que reconocer que es complicado defender que uno tiene los mejores servicios cuando no le queda otra, por otro lado, que acometer podas selectivas en todos ellos si uno no se quiere saltar la máxima de la austeridad y cumplir al mismo tiempo con la promesa de la excelencia.

Quizás no sean estos tiempos -y en eso lleven razón- para ampliar los dineros en ciertas partidas, pero tampoco lo son para acabar con todo como solución inmediata o comparar ejercicios económicos pasados como si estuviéramos bajo el paraguas aquel del ladrillo, que los unos inventaron y los otros consintieron y prolongaron.

Ambos partidos (PP y PSOE) son culpables de la deuda sobre la que Castilla-La Mancha ha de responder ante sus mayores proveedores, los bancos y en eso pocas disculpas caben y menos comparaciones se admiten, ya que, al fin y al cabo, lo único que nos queda por saber es quién colabora o colaboró más o menos en la situación de derribo en que se encuentran los derechos de todos.

Sí cabe felicitar sin embargo a ambos porque, aunque nunca hayan gozado de gran popularidad estos debates, finalmente hayan logrado que, cuando se habla de tamaña historia -la de los presupuestos- cambiemos el canal porque en pocas casas entran tantos dineros y poca pedagogía se ha hecho de ellos, como para que ahora nuestros políticos, crean atraer la atención de la ciudadanía con algo que pensamos que nos pilla tan de lejos.

Nos equivocamos ciertamente al pensar que tienen ellos único poder y mando sobre este tipo de cuestiones cuando pasamos de involucrarnos en un análisis más sesudo de la situación, pero tristemente nuestros políticos -segunda preocupación de la población según el CIS- han conseguido que el hastío sobre este tipo de asuntos nos embargue de tal manera que, al final, hemos claudicado ante su pretensión de dejarles hacer lo que quieran.

Y lo que quieran, ya se lo adelantamos nosotros. Que los presupuestos saldrán adelante con los votos de la mayoría del PP, que acusará al PSOE de no haber querido consensuar ni un solo dato y que los socialistas criticarán a los 'populares' por no haberles dejado viva ni una sola enmienda y por que las medidas contenidas en el texto corresponden sólo a una técnica "austericida", consistente en asfixiar al pueblo.

Quédense con la versión que más les convenza pero no ignoren el debate, porque de los dineros de todos nosotros hablarán los que hoy son nuestros representantes, cada uno con su versión, la que, según ellos, les deja en mejor situación frente a su propio escaparate.

Comentarios