Opinión

Sánchez contra casi todos

Una madrugada como la de hoy sería casi un delito no hablar del PSOE y la verdad es que, con estos pelos, no estoy para que me juzguen, porque me condenarían. Sin duda alguna nos hayamos, y aún le queda recorrido, ante un personaje sobre cuya trayectoria no es fácil encontrar parangón en lo que nos alcanzan los recuerdos. Y que muy probablemente será objeto de minucioso estudio en el futuro por los investigadores del comportamiento humano.

Porque, me pregunto, ¿qué le pudo llevar a Sánchez, alguien con una profesión digna antes de la política, a presentarse a las Primarias desde la soledad de la carretera, a sabiendas de que, aunque las ganara, iba a estar rodeado, dentro y fuera de su partido, de poderes fácticos y reales para los que acabar con él sería, lo será a partir de ahora, cuestión de supervivencia?

¿Qué clase de cabezonería anima a un personaje-isla, rodeado por todas partes de medios hostiles entre los que los importantes, como PRISA, no tienen el menor recato en dedicarle una tras otra editoriales incluso encabronadas, además de informaciones sesgadas e imágenes que le perjudican en términos comparativos con sus rivales, como la misma triple de ayer en el momento de votar cada uno de ellos, cuando para la portada del digital eligen para Pedro la única de las tres en la que no mira a la cámara? Pues no cesan, porque hoy, lunes de su estrepitoso fracaso, “El País” digital marca la diferencia en la portada, siendo el único que se la roba a Sánchez y elige, en cambio, anunciar el principal de sus peligros, una vez reconquistado el liderato: Catalunya.

¿Y qué decir, desde un mundo en el que Cristina Cifuentes ha decretado que no existen las casualidades, sobre la película que para la tarde del sábado eligió La Primera de TVE, que estadísticamente pudieron ver diez o quince mil afiliados del PSOE de los que al día siguiente tenían que decidir su futuro entre tres nombres de pila distintos? Pues sí, “Susana” era su título y tal cosa, valorada con suspenso por la crítica, existe. La dirigió en 1969 Mariano Ozores y estaba protagonizada por Concha Velasco, Florinda Chico y otras y otros populares del espectáculo. También suspendió su examen, veinticuatro horas después, otra “Susana”.

Pero como en el futuro habrá hasta quien haga tesis doctorales investigando las interferencias de las fuerzas ocultas en los procesos electorales en general, y en los de los partidos políticos en particular, desde nuestra humildad nos limitaremos a unas primeras pinceladas sobre el panorama que tiene por delante el héroe de la jornada.

Para empezar, la autora de la histórica frase “No mientas, cariño”, con la que los humoristas del futuro decorarán su tumba cuando llegue el momento, confirmada la derrota desenterró el hacha de todas las guerras internas con su breve intervención en la que, rodeada de escuderos para demostrar su fuerza, no tuvo ni la decencia de nombrar las palabras “Pedro” y/o “Sánchez” y, eso sí, tras haberse resistido hasta el final a una foto de los tres juntos en la que su gesto parecía el de una boxeadora noqueada, mientras Patxi demostraba una categoría política y humana que Susana jamás alcanzará. Eso sí, la andaluza no se olvidó, en el discurso que decía, de agradecer por duplicado a los andaluces su victoria en las ocho provincias que gobierna, allí donde los de Sánchez ya estarán preparando los microscopios para no dejarle pasar ni una. Si el vértigo de la derrota le lleva a meter muchas veces su pata más traidora, puede que hasta sus paisanos le terminen empapelando, con unos avales que no han soportado el paso por las urnas, el local de la Agrupación Socialista de Triana. En mi artículo de la semana pasada recomendé a Susana que retirara su candidatura y pidiera el voto para Patxi, pero es más que probable que ni por esas hubiera podido derrotar a Pedro.

Ahora está él rodeado de barones hostiles y diputados que fueron incapaces de imponer una abstención por la mínima “contra” la investidura de Rajoy que, aunque le dejara ser presidente, le sirviera al PSOE para proclamar el estado de fuerza mayor, y así no arrastrar por el fango la decencia que le puedan quedar a sus más de 130 años de historia. Se trataba de escenificar una unidad inexistente, y ahora pagan las consecuencias. A partir de ahora, entre otras cosas, se trata de saber si los perdedores harán como Antonio Hernando, ceder el protagonismo a los de Sánchez, o se resistirán. Algunos barones como Ximo Puig en su “felicitación”, o la propia Díaz, insinúan el regreso a sus territorios, para hacerse fuertes allí e intentar resistir los embates que desde abajo empezarán a sucederse, para que no se vayan de rositas tras implicarse en una apuesta perdedora.

Pocas veces me he puesto a escribir con tanta sensación de provisionalidad, derivada esta vez del laberinto en el que Pedro se ha metido por su propia voluntad. Cuidado con eso de que se cumplan los deseos, que se dice en ocasiones como la presente.

Para interrumpir esto con algo, porque también hay que respirar, terminaré recordando que el repuesto líder se ha comprometido a sacar a Rajoy de La Moncloa “SI o SI” pero, además, rompiendo una estrategia como la de Pablo Iglesias, 99% destinada a debilitar al PSOE y, además, desde fuera del Congreso. La imaginación entre los ganadores de las Primarias va a resultar más necesaria que nunca, porque no hay experto ni tertuliano que se atreva a indicar el camino para conseguirlo.

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