Opinión

Felipe VI, Puigdemont, el IBEX35 y las emociones

Como las casualidades no existen, resulta que el discurso del Rey ha hundido el IBEX35, casi un 3% de caída al día siguiente. Y, por otra parte, como todo tertuliano o columnista que se precie no deja de especular con las intenciones de los líderes políticos, porque no vamos a pensar aquí que la huida de empresas que también ha acelerado Felipe VI con su amenaza televisada se debe, en realidad, a la muy encomiable intención de los empresarios, a fin de cuentas personas con sentimientos, de proteger a sus trabajadores de las fuerzas del desorden que enviará un Rajoy que, como no conseguía implicar al PSOE de Sánchez, ha redactado un discurso de conveniencia, para decirse a sí mismo, pero en público y por boca Real para mejorar la audiencia, que a por los catalanes ilegales y rebeldes "con todo", aunque sean millones.

Como, otro “como” para comenzar un párrafo, todo está inventado, a muchos mallorquines lo de las empresas que dicen que se trasladarán, animadas también por un de Guindos que está redactando un decreto para facilitar las salidas, sospechemos, le han recordado los tiempo de aquel Gabriel Escarrer (propietario de Meliá, la mayor cadena hotelera) cuando, siete días antes de las elecciones autonómicas del año 2003, conquistó las portadas insulares, tal como ahora lo hacen el Banc Sabadell y otras a nivel estatal, para advertir a los votantes que "se llevaría sus hoteles a Canarias si el nuevo gobierno mantenía en su puesto a Celestí Alomar", el socialista que implantó la primera ecotasa en Baleares. Ya conoce usted la filosofía liberal: todo lo que alguien pague al Estado, aunque sea un turista, se lo está dejando de pagar a un capitalista.

Todo gran empresario que se precie debe ser cazatalentos por intuición y, además, actuar siempre con dobles intenciones, cosa que actualmente algunos llaman tener un Plan B aunque no es exactamente lo mismo. Por eso, hay quien sostiene que don Gabriel, que sabía cómo se llamaba el candidato por el PP para gobernar las Baleares en aquellas elecciones, lo que en realidad buscaba era poner una trampa a Jaume Matas Palou, de quien estaba seguro que si lo podía colocar al frente del Gobierno quitaría el maldito impuesto turístico, tal como sucedió, y metería mano en la caja de todos, tal como también ocurrió. Solo nos queda la duda de saber si el hotelero muñidor incluía en sus planes que Matas sería pillado por la Justicia y encarcelado, con lo que a la postre el multimillonario nos habría librado de un ladrón infiltrado en la política. Si, debemos pensar bien. Si don Gabriel no tuviera tanta capacidad y poderío no habría podido crear tantos puestos de trabajo.

Ya que son más de las 17:38 hors y ha cerrado la Bolsa, abrimos paréntesis para felicitarnos de que tras el discurso de Puigdemont el IBEX35 haya recuperado más del 2,51%, casi todo el dinero que se había asustado tras el discurso citado al principio, el del Rey. Y también que hayan subido tanto las acciones de las empresas catalanes que anuncian huidas como las de las valientes, aunque bien sabemos que las noticias que proceden de los asustadizos, por si alguno no estuviera pensando en lo que decíamos de la seguridad de sus empleados, huelen más a aprendices del pionero Escarrer que a amenazas con consecuencias reales.

Y para empezar a terminar, por lo que se refiere al “pionero” quedamos a la espera de que nos diga algo sobre la trampa que tiene prevista esta vez para algún político, toda vez que no ha dudado en sacrificar de nuevo la senda de lo correcto para decir lo que debe hacer el gobierno, otra vez contra la nueva ecotasa en vigor y a pesar de que ya monta sobre 82 primaveras, el muy disconforme. Lo hizo nada menos que delante del mismo Felipe VI y durante la inauguración de un gran patrimonio, que no era suyo. Si nos enviara alguna señal de sus intenciones, lo mismo nos convence, votamos en las próximas al PP y pillamos a otro delincuente. No estoy seguro de que el precio que tengamos que pagar justifique el valor del trofeo.

Se me olvidaba. Escuchaba la SER y volvían con el lugar común de que el discurso del Rey había sido racional y el de Puigdemont apelaba a las emociones, cosa de la que se viene acusando a los independentistas desde hace años en medio de un IBEX35 al que todo le resbalaba hasta el día 4 de octubre, una fecha que viene siempre después de las 9 de la noche del día 3 de octubre. Quizás convendría que la RAE, que también acaba de sumarse activamente a la causa de Rajoy, proclamara que el miedo es también una emoción, y no menor. Juzgue usted, que está leyendo, si ha “emocionado” más y peor al dinero el gerundense Puigdemont o Felipe de Borbón y demás apellidos, que hoy no quiero ni saberlos.

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