Opinión

El Trabajo Social con refugiados

Por Juan Carlos Gómez González

Hablar de Trabajo Social con personas en situación de refugio, es hablar derechos humanos. Actualmente estoy trabajando en el Área de Protección Internacional en el Programa de Acogimiento Temporal, gestionado por ACCEM en Albacete, subvencionado por Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Me gustaría contaros mi corta experiencia en este campo de la protección internacional.

Las personas que acceden al Programa de Acogida Temporal, pasan por tres fases diferenciadas: 1ª fase o fase de acogida; 2ª fase o fase de integración y 3ª fase o fase de autonomía. Estas fases se transforman en tres servicios diferenciados con una temporalización, apoyo técnico y económico. Todas estas fases y servicios son desarrolladas por Trabajadores/as  Sociales, por lo tanto la importancia de nuestra profesión en este campo como gestores/as de casos queda patente.

No todos los refugiados pasaran por este tipo de programas. Es necesario trabajar con un equipo interdisciplinar,  por ello se cuenta con una abogada, psicóloga, un técnico de empleo y un profesor de castellano. Al equipo hay que sumar los 5 trabajadores sociales, lo que hace que sea un trabajo enriquecedor donde se trabaja de manera interdependiente, pero siendo necesario compartir una metodología común.

Cuando las personas solicitan protección internacional por diversos factores, se pueden dar varias variables; edad, sexo, idioma, cultura, religión, experiencias traumáticas vividas y situación familiar; también el estatuto jurídico que puedan tener, como el tiempo de permanencia en el país de acogida, estancia previa en otros países, duración, etc.

Cuando la persona formaliza la solicitud de asilo/refugio esta pasara por unos procesos de amplias entrevistas por diferentes profesionales, y más si  deciden acceder a un recurso de Acogida Temporal. En las entrevistas normalmente el refugiado tiene que exponer  con detalle su historia pasada y con ello recordar experiencias traumáticas (torturas, violaciones, encarcelamientos, muertes, desapariciones, etc). Es necesario tener en cuenta que  todas estas circunstancias pueden poner en una situación difícil a la persona, por ello el Trabajador/a Social tiene que controlar esto ya que no tiene sentido el “remover” traumas cuando no se puede ayudar al interesado, a no ser que voluntariamente la persona quiera expresarlo.

Me centrare en la primera fase o fase de acogida que es en la que ahora mismo estoy trabajando. Aquí la persona o la familia en situación de refugio pueden convivir en una vivienda/centro de 6 plazas, pudiendo estar cohabitando con varias nacionalidades diferentes. A la llegada de los refugiados a los centros rara vez tienen nociones de donde llegan, por lo tanto es obligación del Trabajador/a Social tratar de “suavizar” ese impacto con la realidad del contexto de acogida. Esta primera fase tiene el objetivo inicial de cubrir las necesidades básicas de la persona o familia.

Nos encontramos con una serie de características comunes de las personas o familias en situación de refugio que son: una desorientación total, miedos, desconfianza, carencia de recursos económicos, síntomas de ansiedad y alteraciones nerviosas; que hace que presente una situación de vulnerabilidad social.

Por nuestra parte como profesionales del Trabajo Social, tenemos que tener en cuenta:

  • La necesidad de que en la primera acogida (en el primer encuentro) sepamos tener un extremo “tacto” y siempre mostrarnos amables. Donde les quede muy claro cuales con sus funciones y responsabilidades.
  • Proporcionarles el acceso a los sistemas públicos de los servicios sanitarios y educativos en la ciudad de acogida.
  • Debemos de crear un clima de confianza y seguridad; para esto tenemos que utilizar una técnica esencial en Trabajo Social como es la escucha activa. Por lo que también es necesario que vean que existe una gran importancia sobre la confidencialidad de la información.
  • La persona en situación de refugio deberá ser informada sobre su procedimiento ante la solicitud de protección internacional.
  • Es necesario que el Trabajador/a Social haga una investigación donde se recabe información sobre el país de origen.
  •  Dar información general sobre el país de acogida, la realidad social, política, económica, etc.
  • Crear redes de apoyo en la sociedad de acogida para su inclusión de la persona o familia.
  • Sensibilizar a la comunidad de la situación de las personas en situación de refugio.

Todo esto debe de quedar reflejado en un Plan de Intervención realizado de manera conjunta con la persona en situación de refugio, siendo revisado durante dos periodos para realizar las diferentes modificaciones y plasmar los avances. Estos Planes de Intervención deben de ser realizados de una manera integral , donde los protagonistas y responsables son las personas o familias, con el objetivo principal de la inclusión  de estos a la sociedad de acogida.

En nuestra intervención como Trabajadores/as Sociales cuando se trabaja con personas en situación de refugio, estando en esta primera fase o fase de acogida, la herramienta clave es el acompañamiento social. El acompañamiento nos dará a conocer que habilidades sociales y que opciones de inclusión social tiene la persona o familia en la sociedad de acogida. En ocasiones tenemos la sensación que somos acompañantes de compras, médicos, etc. Pero el conocimiento que nos da de la persona o familia es esencial para nuestra intervención.

Con toda mi trayectoria laboral en la intervención social  en diferentes campos, me atrevo a decir que trabajar con personas o familias en situación de refugio en fase de acogida se trabaja con gran intensidad y tiene una gran carga emocional para los profesionales. Aunque creo que es un trabajo bastante gratificante y en ocasiones con resultados visibles de nuestras intervenciones.

El día 20 de Junio fue el día de las Personas en situación de Refugio, en el que reivindicamos que estamos viviendo en un mundo donde se producen 59 millones de desplazamientos de seres humanos obligados abandonar su hogar. Es obligatorio que todas las administraciones trabajen con estas personas en situación de refugio desde la administración estatal, autonómicas y locales, ya que estas personas son una oportunidad de futuro para nuestros pueblos y ciudades.

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