Opinión

Movilidad exterior

Mientras pensaba yo en escribir esta crónica, y en cómo lo iba a hacer, me venía a la memoria la frase, atribuida al poeta y dramaturgo alemán...

Mientras pensaba yo en escribir esta crónica, y en cómo lo iba a hacer, me venía a la memoria la frase, atribuida al poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956): “Primero se llevaron a los comunistas, pero a mi no me importó porque yo no lo era; enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó porque yo tampoco lo era, después detuvieron a los sindicalistas, pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista; luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó; ahora me llevan a mí, pero ya es demasiado tarde.”  Como puede deducirse, la moraleja de esta genial y conocida frase es un llamamiento a la solidaridad y a seguir los dictados de nuestra conciencia, pese a todo.

Los gobiernos suelen aprovechar la ley de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado, PGE, para colar de tapadillo alguna que otra. Era de esperar del gobierno actual alguna importante, sobre todo después de la que nos llevan metiendo, una tras otra, de pérdida de derechos en los dos años que están al frente de los destinos de las personas que habitamos el suelo patrio. Mientras estábamos entretenidos con el mazapán y el turrón, en el BOE del 26 de diciembre pasado, un ladrillo de más de 500 páginas, en la numerada como 104.817 aparece el siguiente texto:

“… A efectos del mantenimiento del derecho de las prestaciones sanitarias en las que se exija la residencia en territorio español, se entenderá que el beneficiario  de dichas prestaciones tiene su residencia habitual en España aún cuando haya  tenido estancias en el extranjero siempre que éstas no superen los 90 días a lo  largo de cada año natural.” Es decir, que la llamada “movilidad exterior”, que calificaba la ministra Báñez para referirse a los “jóvenes aventureros” (otra calificación de la ministra) que se veían obligados a emigrar, para encontrar un trabajo que aquí no tenían, ahora quedan excluidos de nuestro sistema sanitario si pasan más de 90 días al año en el extranjero. Bueno, ellos y todos los demás en las mismas circunstancias.

Desde la oposición, el PP se quejaba de que los inmigrantes en España tuvieran derecho a las prestaciones sanitarias y que eso era un despilfarro, ahora resulta que también era un despilfarro que los españoles que vuelven, después de haber estado más de tres meses en el extranjero, sean atendidos por nuestro sistema sanitario sin tener que pagar por ello. Esto choca directamente contra el artículo 43, entre otros, de la Carta Magna y es de esperar que desde la oposición, desde el Tribunal Constitucional y desde los estamentos judiciales correspondientes, se ponga remedio a este desaguisado, antes de que la ciudadanía tenga que salir a las calles.

Al acabar esta crónica me pregunto cuál será la siguiente que nos tengan reservada y no puedo al menos que sentir desasosiego. ¿Es ese el sentimiento que pretenden nuestros gobernantes que tengamos los ciudadanos?

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