Opinión

Grecia y España

La reciente situación política que se ha vivido en Grecia y que ha desembocado en la convocatoria de elecciones generales...

La reciente situación política que se ha vivido en Grecia y que ha desembocado en la convocatoria de elecciones generales anticipadas para el próximo día 25, ha supuesto un terremoto en las bolsas y en las cancillerías europeas. El FMI ya ha anunciado la paralización de la ayuda que se iba a conceder al país heleno, quizá como medida de presión a aquella ciudadanía. Varias instituciones europeas, a través de sus responsables políticos y económicos, han lanzado avisos más o menos directos del peligro que se avecina si los griegos eligen al candidato que muchos sondeos dan como ganador, Alexis Tsipras, líder del partido Syriza.

Recordemos que la economía griega supone tan sólo entre el 2 y el 3% del PIB de la euro zona y que aquel país ha estado muy mal gestionado en los últimos años. Gran parte del peso de su deuda es debido a que se gastaron ingentes cantidades de dinero en armamento, que les vendió principalmente la industria armamentística alemana y en menor medida, la francesa. Recordemos también que un montante sustancial de la primera ayuda europea nunca pisó suelo griego, porque se quedó en esos dos países para pagar a su industria de armamento. Pero el pueblo heleno sí ha sufrido los lacerantes recortes que les han impuesto para la concesión de las ayudas.

El resultado ha sido un paro superior al 25%, siendo los jóvenes quienes superan el 50% (¿a qué me suena esto?), la industria en declive, un empobrecimiento generalizado, incluso de los que tienen trabajo, y una esperanza en salir de ese pozo muy mermada según todas las encuestas. Ahora el FMI, como en el caso de España, declara haberse pasado de frenada. Ese es un buen caldo de cultivo para el triunfo de los populismos, como ha sucedido otras veces en la historia reciente. Es algo parecido a si alguien sufre una enfermedad grave y ya no confía en la medicina convencional, que no le sana, cuando se buscan otras alternativas, incluso curanderos. ¿Quién se puede extrañar del ansia de supervivencia del enfermo?

El caso español tiene sus diferencias con la situación griega y también sus similitudes. Veamos: España supone entre el 12 y el 14% del PIB de la euro zona, la cuarta potencia. A Grecia la están amenazando con echarla del euro, pero a España no podrían porque sin este país se desmorona el chiringuito. Las cifras de parados en términos relativos son parecidas, y la situación política tiene también sus semejanzas. El partido emergente Syriza y su líder, Alexis Tsipras, está por ver si es comparable al español Podemos y a su líder Pablo Manuel Iglesias. Éste está a la espera del resultado de las próximas elecciones en aquél país, como si de unas primarias en España se tratara.

Sin duda, algunos partidos tradicionales estatales, los de largo recorrido, están tomando medidas. El PSOE ya renovó a su cúpula directiva, lo que frenó de inmediato la pérdida en intención de voto y supuso el comienzo de su remontada; IU está en ello y el PP, como todavía gobierna en muchas comunidades y en el conjunto de España, no ha visto aún la necesidad de renovarse. Está esperando la primera prueba en las próximas autonómicas y municipales del mes de mayo. Algunas encuestas le sitúan ya como tercera fuerza. En el PP saben que tienen muchos antiguos votantes desencantados con su gestión y esperan motivarlos con el argumento del miedo a que si no les votan ganen “los otros”, si bien el voto del miedo nunca fue un buen argumento. ¿Y el del cabreo?

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