Opinión

A mí que me registren

Dos gordos han caído en Castilla-La Mancha en los últimos días. El primero es el de Navidad y desde aquí felicitamos a todos los que compraron el boleto en la bendita administración de Quintanar de la Orden y al chico de Albacete que trajo la suerte para los suyos desde el País Vasco

Dos gordos han caído en Castilla-La Mancha en los últimos días. El primero es el de Navidad y desde aquí felicitamos a todos los que compraron el boleto en la bendita administración de Quintanar de la Orden y al chico de Albacete que trajo la suerte para los suyos desde el País Vasco.

El otro, también se refiere a mucho dinero, pero en este caso, está bajo la sospecha de que no se haya declarado jamás a Hacienda, cosa que sí que ocurre con los premios de la Lotería Nacional.

Al PP le cayó una visita de Papá Ruz antes de Navidad, de repente este jueves y no se movió de la sede nacional del partido hasta que todos sus duendecillos se llevaron aquello que, según el magistrado de la Audiencia Nacional, los 'populares' no habían querido proporcionarle de buena gana tras su requerimiento.

El "transparente" cuartel general de los 'populares' estuvo durante 14 horas de reloj patas arriba lleno de policías que se llevaban, escaneaban y buscaban todo aquello que la justicia -a la que no es tan fácil dar esquinazo con miradas amenazantes y preguntas precocinadas en ruedas de prensa- consideró que el PP se había "distraído" en proporcionarle.

Da la sensación de que a Ruz no le convencieron las palabras días atrás de una secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, que creyó zanjar el asunto jurando y perjurando en un tono "y ya no hay más que hablar" que el PP ya había dado todo lo que tenía sobre las obras de su sede nacional.

El borrado de discos duros de hace unos meses sirvieron al magistrado en bandeja la duda razonable de si, al día siguiente de volver a pedirlo por favor, la fatalidad no habría incendiado de pies a cabeza hasta el último archivador de Génova 13, impidiendo que los documentos llegaran a su poder.

A Don Pablo, que dice tener sus tesis, no le han faltado testimonios a lo largo de estos meses, para poder hacerse una idea de lo que ha sucedido y sucede en el PP, máxime cuando no dejan de pasar por su confesionario gerentes, ex gerentes, tesoreros, ex tesoreros y secretarios generales, altos cargos e integrantes de toda laya y posición del partido.

El Grinch de la Navidad 'Popular' debió sentirse ofendido y, con el Presidente allende los Pirineos y su secretaria general atrapada entre los escaños del toledano parlamento manchego en medio del pleno presupuestario, mandó a un ejército de policías hasta la céntrica sede madrileña, para buscar lo que había pedido.

Es de imaginar que, desde las filas del PP, sus bases, afiliados y cargos libres de toda sospecha se estén empezando a pedir responsabilidades a nivel interno porque la imagen que proyecta el partido está en franco declive y no parece que la estrategia de la Dirección sea la de acometer algún tipo de limpieza ejemplar con la que enmendar la senda. Eso, daría la razón a la evidencia, contra la que se lucha en vano, y que no es otra sino la que dicen los autos del magistrado de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz. Es decir, que, efectivamente ha habido una contabilidad B durante años en el PP y que, a nivel interno, algunos y algunas la asumía con la mayor normalidad.

El electorado conservador en este país bien es cierto que es fiel a sus convicciones -en el sentido cuasi religioso de la palabra- y raramente flaquea a la hora de prestar apoyo a los suyos pero también es cierto que en el PP no gustan los escándalos ni el bochorno de un "mangoneo" al descubierto.

Dentro del partido, se empiezan a oír las primeras voces disconformes con la manera de gestionar esta severa crisis que no se puede curar cada inicio de semana simplemente con una rueda de prensa carente de explicaciones profundas y en las que, como mucho, se niega hasta la saciedad cualquier acusación poniendo como único objeto de réplica el argumento de "la duda ofende".

A estas alturas vienen haciendo falta más razones y gestos de autoridad en la formación política que gobierna el país y que éstas se den a nivel general y por barrios; es decir, desde cada sección regional, provincial y hasta local, porque el abismo de credulidad al que se enfrenta el PP empieza a quebrar los cimientos mismos de la formación política, peligrando incluso su propia unidad.

Muchos piensan que Cospedal dejó a Rajoy con la espalda al descubierto, obligándole a responder al marrón desde el extranjero, mientras la presidenta castellano-manchega se escudaba en sus cometidos autonómicos.

Algunas voces dentro del partido susurran que quizás, debió haberse hecho los pocos kilómetros que separan Toledo de Madrid para afrontar de cara la crisis, pero, claro, eso habría atraído a los focos, el fin de semana se echaba encima, con tiempo suficiente como para buscar estrategias y narcotizar al pueblo con la Lotería Nacional mientras tanto.

Todos esperamos oír qué hay que decir desde el partido esta semana al respecto, aunque mucho nos tememos que se apele de nuevo al "no rotundo" y a la postura del "a mí que me registren" y que en el PP acaben aliados con el olvido, las Navidades, Fin de Año, Reyes y... ¡Zas! todo arreglado.

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