Guerra de cuñadas reales: la tensa relación entre la Reina Letizia y las Infantas

En un primer momento, hubo sintonía entre ellas, pero los años y las circunstancias les han terminado separando

Guerra de cuñadas reales: la tensa relación entre la Reina Letizia y las Infantas
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Según informa el portal de sociedad Bekia, la relación entre cuñados y cuñadas no siempre es fácil. Hay personas que reciben a las parejas de sus hermanos y hermanos con los brazos abiertos, o que se muestran receptivos con los hermanos y hermanas de sus cónyuges. Hay otras que empiezan mal por prejuzgar, que comienzan con mal pie por determinadas situaciones o que nunca llegan a entenderse. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los vínculos se van minando por el desgaste y por vivir momentos tensos que terminan provocando que los conflictos familiares estallen.

Las Familias Reales no son una excepción, aunque la diferencia es que todos los ojos están puestos en sus gestos, actitudes y también en cómo se llevan unos con otros. Mientras el Rey Felipe y las Infantas Elena y Cristina estuvieron solteros, poco se habló de cómo eran los vínculos entre los Borbones, de hecho aunque el matrimonio regio no iba bien, los hermanos se llevaban a las mil maravillas, entre ellos y con sus primos paternos y maternos. Especial fue siempre el vínculo entre Felipe y Cristina de Borbón, los más parecidos e íntimos.

En 1995, la Infanta Elena se casó con Jaime de Marichalar. En 1997, la Infanta Cristina se desposó con Iñaki Urdangarin. El entonces Príncipe de Asturias se llevaba ni bien ni mal con Marichalar, y muy bien con Urdangarín, que era cuñado y amigo. Y entonces llegó Letizia Ortiz. Corría el año 2003 y la suerte estaba echada para Felipe de Borbón, o esta, o ninguna. Los por aquel momento Duques de Palma fueron confidentes del heredero al trono, y le apoyaron sin fisuras, tanto que fue Urdangarin el que compró el anillo de compromiso que Don Felipe regaló a su entonces prometida. Esa amistad se extendió a Doña Letizia, que parecía congeniar con sus dos nuevos cuñados, mientras que con Elena y Jaime, había una relación más normal, pero también cordial. De todos modos, todo parecía ser armonía en la Familia Real, más allá de las desavenencias entre los Reyes Juan Carlos y Sofía, que ya eran el pan de cada día.

La primera discordia habría llegado en julio de 2005 cuando se celebró el bautizo de Irene Urdangarín. Juan Mari Urdangarin y Claire Liebaert viajaron a Madrid para ver el sacramento de su nieta, y al parecer no tenían donde alojarse. La Infanta Cristina pidió a su hermano y cuñada si sus suegros podían quedarse en su palacio, a lo que la consorte respondió que no, ya que estaba embarazada de 6 meses, llevaba un estado de gestación muy malo y prefería no tener invitados. Este fue el principio del fin.

Con la Infanta Elena no tuvo discordias como tal, aunque no sería raro el fuerte carácter de ambas. La Duquesa de Lugo ha sacado la misma forma de ser de su padre y su tía, la Infanta Pilar, con arranques de genio que pueden no sentar bien a todo el mundo. Mientras, a la Reina Letizia no le gusta que le hagan sombra y no tiene especial sintonía con su cuñada mayor, con la que no tiene aficiones en común y pocas cosas que les acerquen.

Doña Elena lamenta haber perdido trato con su hermano desde que se casó con Doña Letizia, aunque entiende cuál es su sitio, e intenta no entrar en conflicto, buscando así una coexistencia pacífica. Tampoco tienen que verse mucho, así que no hay problema, y menos aún desde que Felipe VI subió al Trono y el número de miembros de la Familia Real se redujo a 6, dejando fuera a las Infantas Elena y Cristina y sus vástagos. De todos, su relación también ha sido objeto de comentario cuando se produjo un extraño desencuentro durante las vacaciones de verano de 2012 en Mallorca. A principios de agosto de 2012, la Infanta Elena y sus hijos se marcharon de Marivent tan solo quince minutos después de que llegara la Reina Letizia, y eso que cada una tiene su propia vivienda en Son Vent. ¿Pasó algo entre ellas? Nunca lo sabremos...

Sin embargo, los problemas más graves han venido de la mano de los matrimonios Borbón-Ortiz y Urdangarin de Borbón. El primer desencuentro fue el de los padres del exjugador de balonmano, aunque todavía se pudo pasar. Pese a todo, su relación siguió siendo cordial; tenían mucho en común y conectaban, no como con los Duques de Lugo, con los que había diversidad de opiniones. En ese 2007 que fue aciago para la Corona murió Erika Ortiz. Destrozada, Doña Letizia recibió el consuelo de sus cuñadas, al menos públicamente. Por otro lado, la Infanta Cristina siempre estuvo cerca de la Infanta Elena, mientras que la Reina Letizia conectaba algo más con Jaime de Marichalar. En 2007 llegó la separación, por lo que Marichalar salió del clan, aunque la Reina Letizia ha seguido manteniendo un trato más que cordial con el aristócrata, mientras que se desconectó del resto de los Borbón y Grecia salvo de la Reina Sofía, que tiene en su exyerno en gran estima.

Concluye y lee el reportaje completo en Bekia

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