La Biblioteca de Castilla-La Mancha ha acogido hoy la inauguración de una exposición que versa sobre la revolución socialista de 1917 y sus consecuencias en el arte de ayer y hoy, que permanecerá expuesta en el Alcázar hasta el 6 de mayo.
La muestra, a la que ha asistido el secretario general del PCE de Castilla-La Mancha y diputado provincial, Jorge Vega, cuenta con 31 obras artísticas realizadas en diferentes técnicas y por varios artistas de la región y otros puntos del Estado español, ha informado una nota.
La exposición pretende poner de relieve la connotación social, política y, sobre todo, artística que la revolución de octubre de 1917 y el desarrollo de la exUnión Soviética (URSS) tuvo en el mundo del arte y en su conceptualización, tanto en ese país como en el resto del mundo.
Vega, precisamente, ha subrayado que "es un orgullo esta exposición porque contribuye a la conmemoración de los 100 años de la revolución que cambió el mundo y enseñó el camino que los hombres y mujeres deben tomar para encontrar su propia libertad".
Por su parte, el secretario Político del PCE Toledo, Daniel Mayoral, ha asegurado que la intención, con la exposición, "no versa sobre que llevó a un país a hacer una revolución, sino que aspectos se conservan después de 100 años en matices sociales, políticos y, sobre todo, artísticos a raíz del estallido de la revolución socialista en Rusia".
Mientras, Souhaila Ibnerradi, responsable Ideológica de la UJCE de Toledo, ha aseverado que "la revolución supuso una transformación de la sociedad que se demuestra en el arte" tras afirmar que "el Gobierno soviético creó una escuela donde se daban a las personas las piezas para que estas la interiorizaran y crearan todo lo que pudieran en base a algo muy simple y muchas veces abstracto, que al final se convertían en algo muy grande".
Uno de los nueve artistas expositores, Jorge Gallardo, ha comentado que "a todos nos ha llevado la afinidad ideológica, además de con el movimiento artístico que se pretende rememorar".
Con la muestra, ha zanjado, "pretendemos señalar como los artistas revolucionarios pretendían ser vanguardia con una estética en contra de la propia estética, pretendida no como una obra de arte sino como una producción de inquietudes, pensamientos e ideas con ánimo de seguir adelante con lo que pasaba en Rusia en 1917".
