La leche de la propia madre favorece la salud de los bebés prematuros ingresados en las Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (Ucin) al contar unas características a nivel bioactivo y de composición que actúan en la prevención de enfermedades, crecimiento y desarrollo.
Esta es una de las conclusiones del estudio que ha publicado la doctora Paula Meier, investigadora del Rush University Medical Center de Chicago (Illinois, Estados Unidos), y que ha expuesto hoy en el encuentro celebrado en Madrid sobre "El uso de la leche materna de la propia madre en la Ucin".
Según ha explicado Meier en el simposio, al que han acudido más de 250 especialistas entre pediatras, matronas y neonatólogos, con estos bebés pueden evitar algunas enfermedades o reducir su impacto si ingieren leche materna.
Entre las enfermedades que pueden evitar, según ha precisado la experta en lactancia materna, están la enterocolitis necrosante, la septicemia, enfermedades pulmonares crónicas, retinopatía, rehospitalización tras el alta en esta unidad y problemas del desarrollo neuronal en la infancia.
Y es posible evitarlas porque, según Meier, la leche de la propia madre cuenta con potentes anticuerpos, además de factores antibacterianos, antiinflamatorios, prebióticos y proteínas de alto peso molecular.
La madre además también transmite al bebe hormonas vinculadas a la regulación metabólica (adipocinas), que juegan un papel en la programación nutricional temprana.
La evidencia clínica ha demostrado los beneficios de la leche de la propia madre del bebe, pero también, según la especialista, de la leche materna donada, frente a otras opciones alimentarias como la leche de fórmula.
La leche donada también es válida para reducir patologías como la enterocolitis necrosante, sin embargo su eficacia es menor frente a otras enfermedades, como las septicemias o las pulmonares porque están ausentes o mermados algunos componentes de la leche de la propia madre.
