En 2017 se cumplen 350 años de la llegada de los tapices flamencos a Pastrana

En 2017 se cumplen 350 años de la llegada de los tapices flamencos a Pastrana (Guadalajara) - Arqueros (Asalto de Arcila)
photo_camera En 2017 se cumplen 350 años de la llegada de los tapices flamencos a Pastrana (Guadalajara) - Arqueros (Asalto de Arcila)

En 2017 se cumple el 350 aniversario de la donación y llegada a la Colegiata de Pastrana de los seis tapices flamencos, denominados "Las hazañas de un Rey", que desde el 10 de octubre de 2014 se exponen en el Museo Parroquial rehabilitado para ellos junto a otras piezas artísticas.

Los seis tapices flamencos, de diez metros de largo por tres o cuatro de ancho y cuya conservación curativa y difusión ha impulsado la Fundación Carlos de Amberes, pertenecen a dos series, según ha informado en una nota de prensa el Ayuntamiento de Pastrana.

Una de ellas es la serie de cuatro tapices sobre la Conquista de Arcila y Tánger por las tropas de Alfonso V de Portugal - "El Desembarco de Arcila", "El Cerco de Arcila"," El Asalto de Arcila", "La Toma de Tánger" y la otra está integrada por dos tapices sobre la toma de Alcázar Seguer, también por Alfonso V.

La Conquista de Arcila y Tánger, datada entre 1472 y 1475, constituye uno de los ejemplos más espectaculares en el arte del tapiz del siglo XV, tanto por su tamaño como por su excepcional calidad técnica.

Las dos ciudades fueron conquistadas entre el 20 al 29 de agosto de 1471 por Alfonso V, que orgulloso de su victoria, encargó poco tiempo después a las manufacturas de la ciudad flamenca de Torunai los cuatro grandes tapices conmemorativos de su gesta africana.

Todo parece indicar que la comisión recae en la figura de Passchier Grenier (1447-1493), el tejedor y comerciante más relevante de la época, ha apuntado el Consistorio de Patrana.

Ambas series de tapices flamencos fueron concebidas para exaltar el poder y la gloria del monarca portugués como conquistador.

Los cuatro tapices que forman la serie sobre Arcila y Tánger, están considerados como una de las mejores colecciones en estilo gótico del mundo, y constituyen uno de los escasos ejemplos que existen en tapicería en mostrar hechos contemporáneos.

Según algunos historiadores, fueron tomados como botín en la batalla de Toro (1476), mientras que otros estudiosos, sostienen que fueron un obsequio personal del rey portugués al cardenal Mendoza.

Lo que sí consta, es que en 1532 son propiedad del Duque III del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza, pues son citados en su testamento.

Posteriormente, la VIII Duquesa del Infantado, Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza, casada con el IV Duque de Pastrana, Rodrigo de Silva y Mendoza, donó estos tapices a la Colegiata de Pastrana en 1667, hace 350 años, para adorno permanente del templo con la condición de que se sacaran cada año a las calles para embellecer la villa con motivo de la procesión del Corpus Christi.

En 1932 fueron llevados a Madrid y se comenzó su restauración en la Real Fábrica de Tapices y cuando estalló la Guerra Civil, fueron trasladados con otras obras del Museo de Prado y otros tapices a Ginebra, pasando por Valencia.

Después de la contienda, volvieron a la Real Fábrica de Tapices de Madrid, donde se continuó su restauración hasta que volvieron a Pastrana en 1950 y donde el pasado día 16 de julio, Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, se inauguró como museo la gran sacristía de la Colegiata, donde se exhiben al público. 

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