Azorín, un 'embajador' que plasmó la idiosincrasia española sin estridencias

El escritor José Martínez Ruiz, Azorín, de quien se conmemora este año el cincuenta aniversario de su muerte, trasladó el protagonismo de Castilla-La Mancha, la Comunitat Valenciana o Madrid, entre otras regiones, a su obra literaria, muy amplia y que ha suscitado el interés en Iberoamérica y otros países.

Azorín (Monóvar, Alicante, 1873-Madrid, 1967) recorrió a lo largo de su vida numerosos pueblos de España donde escribía, bajo el lema de la sencillez y sin estridencias, sobre sus gentes y costumbres de finales del siglo XIX y principios del XX.

El considerado máximo exponente de la Generación del 98 (término que acuñó el propio Azorín para sintetizar el hartazgo de un grupo de jóvenes hacia una España acartonada y desfasada) ha adquirido una "dimensión internacional" por su relación con otros países, como Argentina (colaboró para el diario 'La Prensa') o Francia (adonde huyó procedente de Madrid en plena Guerra Civil).

Precisamente, esa vinculación ha generado el interés de estudiosos del mundo sobre su creación literaria, según uno de los prestigiosos conocedores de la obra de Azorín, el director del Instituto de Cultura Juan Gil Albert de Alicante, José Ferrándiz.

Incluso, el Premio Nobel de Literatura (2010) y Premio Cervantes (1994), Mario Vargas Llosa, dedicó en 1993 al prolífico escritor alicantino su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua titulado "Las discretas ficciones de Azorín".

En ese solemne acto, Vargas Llosa manifestó su admiración por el estilo y la riqueza literaria del autor de "La Ruta de Don Quijote" (1905), lo que supuso que "miles de hispanistas se sumarán al carro del 'azorinisimo'", sostiene el director de la Casa Museo Azorín, ubicada en Monóvar, José Payá.

Azorín se trasladó a Madrid en 1896 para consolidarse como escritor, pero nunca se olvidó de sus raíces: siguió unido a Alicante físicamente hasta 1931, cuando realizó su última visita, y por carta con su hermano Amancio, residente en Monóvar, hasta días antes de fallecer el escritor.

"Se preocupó mucho en difundir el nombre de Monóvar por todo el mundo, y esto hace que venga gente al museo con una imagen idealizada del municipio", según Payá.

El escritor alicantino se refería a Monóvar como "la ciudad apacible", que, según Payá, "fue fundamental en su vida y en su carrera", y, por ello, dedica su obra "Superrealismo" (1929) como homenaje a su población natal

Por su parte, el estudioso Ferrándiz afirma que, gracias a que incorporó a sus obras enclaves como Monóvar, Petrer o la propia ciudad de Alicante, Azorín "ha dotado a la provincia alicantina de una dimensión que la hace más importante".

Fue en Monóvar donde estrenó su obra teatral "Angelita" que supuso un éxito nacional en 1930 e invitó a visitar el municipio a algunos de sus amigos, como el lúcido y desencantado Pío Baroja, quien ha pasado igualmente a la historia como otro miembro de Generación del 98 y, para muchos, es un pilar fundamental de la memoria histórica de la España de la primera mitad del siglo XX.

La visita de Baroja -guipuzcoano de nacimiento y residente en Madrid- a Monóvar formó parte de un periplo que incluyó también Yecla, una localidad murciana que el amigo de Azorín y literato vasco plasmó en la novela "Camino de Perfección" (1901).

Además, el escritor alicantino se refería a Petrer como "la ciudad querida", a la que recordaba con cariño por ser el lugar donde veraneaba con su familia materna.

Esa admiración a su tierra natal se ve reflejada en el documental realizado por la Diputación de Alicante y Radio Televisión Española (RTVE) con motivo del quincuagésimo aniversario de su fallecimiento, "Azorín: la imagen y la palabra", donde se pueden ver las facetas más desconocidas del literato y también periodista y político.

"Azorín es uno de los escritores más modernos, vanguardistas e innovadores de la literatura española", sentencia el guionista de este documental, Ramón Cánovas.

A su vez, el director de la Casa Museo Azorín no cree que el escritor alicantino haya caído en el olvido, pues hay un interés mayor por "estudiar y divulgar su obra" desde puntos de vista más innovadores, como su vinculación con el feminismo.

El autor de "La Voluntad" (1902) destacó por su mentalidad abierta que lo convirtió en un literato aventajado y por su capacidad de adaptarse a los avances tecnológicos de su época: se dice que fue el primer periodista español en enviar una crónica vía telegráfica.

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