La ciudad de Cuenca se reivindica como capital del arte de vanguardia

El director de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca, Pedro Mombiedro, y la arquitecta Aurora Herrera, directora del encuentro 'Bienales, museos y colecciones en la España de los años cincuenta y sesenta: el Museo de Arte Abstracto de Cuenca', que se ha celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), han destacado a esta ciudad como capital del arte de vanguardia.

En el curso, se ha reflexionado sobre el papel de Cuenca como referente histórico y cultural y sobre sus perspectivas de presente y futuro a través de un análisis de lo que la ciudad representó para las vanguardias artísticas en la década de los cincuenta y lo que después representó la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca.

Aprovechando el XX Aniversario de la declaración de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los ponentes han resaltado que "la mejor forma de construir el futuro es asentándote en el pasado", y que "la herencia patrimonial que hemos recibido es un elemento esencial".

Además, Herrera ha explicado que la razón por la que se han apoyado en este periodo es porque en esta época "se produjeron una serie de actividades artísticas en Cuenca que impulsaron el desarrollo de las vanguardias en España". De entre todas ellas, las más conocidas son las artes plásticas, en concreto la pintura, y la arquitectura.

Con la creación del Museo de Arte Abstracto se dio un nuevo concepto de arquitectura basado en una "relectura de los edificios tradicionales" que queda plasmado en su peculiar construcción. Esto, sumado a otras actividades como la Semana de la Música Religiosa o el desarrollo de distintas actividades artísticas contemporáneas "situaron a Cuenca en el mapa de la vanguardia, por encima de cualquier otra ciudad española".

Herrera ha explicado que uno de los objetivos principales de este curso es hacer entender "la singularidad que tiene este museo, no solamente dentro del panorama de los museos españoles, sino a nivel mundial".

Este espacio "no tiene la idiosincrasia de museo público o nacional", sino que es más bien una "casa-museo", es decir, "una traslación del espacio casi doméstico a una categoría de museo". Es un edificio "protegido patrimonialmente e icónicamente importantísimo en la arquitectura española tradicional", ha señalado.

Otra de las singularidades que los ponentes han destacado es que se trata de un museo "que alberga una colección de una serie de artistas que tienen afinidades estilísticas, más o menos expresivos, pero siempre dentro del ámbito de la abstracción".

A diferencia de otros museos, este espacio "no pretende recoger la trayectoria de los artistas españoles", sino que es "una construcción personal, realizada por un grupo de amigos". Se trata de una "casa especial" con unas dimensiones espaciales que "cuidan el aura del cuadro", y donde el espacio reservado para cada cuadro tiene una traslación en un espacio arquitectónico personal.

En este contexto, Mombiedro ha destacado "la relación de pintura, espacio y tiempo" como característica esencial dentro del Museo de Arte Abstracto, y ha añadido que "el visitante se da cuenta que sus obras no podrían entenderse en otro lugar". "La unión de estos tres elementos es lo que permite afirmar que se trata de un museo eterno", ha apuntado.

Por otro lado, los ponentes, coinciden en que "la juventud ha desacralizado" la concepción de los museos en general y que en concreto este museo "se sacralizó a finales de los noventa, y ahora se ha introducido en la pantalla del ordenador".

Este hecho, según Herrera, "supone un grave problema, pues estas nuevas generaciones no tienen contacto con la escala y con el objeto en directo", ya que "en un ordenador la escala no existe", y eso lleva a que se pierda la esencia del arte. Defienden también que al visitar un museo se produce una "interacción entre la obra y el espectador" imposible de reproducir por otros medios.

Por último, la arquitecta ha estimado que "la arquitectura española se encuentra en su cénit desde hace veinte años". Además, destaca que la arquitectura, como pilar fundamental del arte, "ha de estar en completa sintonía y coherencia con el espacio que abarca". En el caso de los museos "se debe valorar si hay una primacía de diálogo entre la obra de arte y el espacio que la contiene o no", por lo que concluye que muy pocos museos en el mundo cumplen esta condición y el de Cuenca es uno de ellos.

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