Muere el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a los 90 años de edad

Muere el comandante jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a los 90 años
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El líder cubano Fidel Castro ha muerto a los 90 años de edad, informó su hermano, el presidente Raúl Castro, en una alocución en la televisión estatal.

"Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche (3.29 GMT del sábado) falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz", indicó Raúl Castro visiblemente emocionado.

El mandatario agregó que los restos del líder histórico de la Revolución serán cremados según su "voluntad expresa" y que en las próximas horas se ofrecerá al pueblo "información detallada sobre la organización del homenaje póstumo que se le tributará".

Las últimas imágenes de Fidel Castro son del pasado 15 de noviembre, cuando recibió en su residencia al presidente de Vietnam, Tran Dai Quang; y la última vez que se le vio en un acto público fue el pasado 13 de agosto, con motivo de su 90 cumpleaños en un acto en el teatro Karl Marx de La Habana.

En esa ocasión se vio a Castro con un aspecto frágil, vestido con un chándal blanco y flanqueado por su hermano Raúl y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Desde su cumpleaños ha recibido también en su domicilio a otros mandatarios como el presidente de Irán, Hasán Rohaní; el de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; o los primeros ministros de Japón, Shinzo Abe; de China, Li Keqiang, y Argelia, Abdelmalek Sellal.

En abril, en el XVII Congreso del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro también reapareció y pronunció un discurso que sonó a despedida y en el que reafirmó la fortaleza de las ideas de los comunistas.

"A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos, como prueba de que en este planeta si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos", afirmó Castro en esa ocasión.

FIDEL CASTRO O EL VERBO TORRENCIAL

Capaz de pronunciar discursos ininterrumpidos durante horas y horas, Fidel Castro dejó con su prolífica oratoria frases para la historia que marcaron el imaginario de los cubanos y crearon toda una escuela de retórica revolucionaria.

Se desconoce con exactitud la cantidad de discursos que pronunció Fidel Castro hasta que enfermó en 2006, aunque algunos de sus biógrafos los cifran en más de 2.500, muchos de 5 horas de duración o más, y la mayoría pronunciados de pie.

Con alguno de ellos, en 1959, batió el récord de 9 horas seguidas hablando.

Su frase "condenadme, no me importa, la Historia me absolverá", pronunciada en 1953, durante el juicio por el frustrado asalto que encabezó contra el Cuartel Moncada, fue la primera de una larga colección de frases que hicieron famoso a Castro y su revolución.

Los cubanos tampoco olvidarán el "¿Voy bien Camilo?", la pregunta que formuló al jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, Camilo Cienfuegos, el 8 de enero de 1959, durante el discurso en el cuartel de Columbia, tras la entrada triunfal de los guerrilleros en La Habana.

"Vas bien, Fidel", respondió Cienfuegos, uno de los más populares líderes revolucionarios, desaparecido en octubre de 1959 en un accidente aéreo en circunstancias que nunca llegaron a aclararse.

Muy consciente del valor de las palabras y los grandes lemas, Castro confirió un papel destacado a la propaganda: "La propaganda no puede ser abandonada ni un minuto, porque es el alma de nuestra lucha", afirmó en 1953, durante su reclusión tras el fallido asalto al Moncada.

Después del triunfo de la revolución, el 1 de enero de 1959, y durante décadas muchas de sus frases fueron reproducidas en periódicos, carteles y pancartas públicas, y repetidas hasta la saciedad por funcionarios y otros dirigentes.

"Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida", proclamó Castro en 1961, en vísperas de la invasión de Bahía de Cochinos, al declarar el carácter socialista de la revolución.

Con una polémica frase que le valió críticas y desafectos sentó las bases de su particular política cultural: "Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada (...) ¿Cuáles son los derechos de escritores y artistas, revolucionarios o no revolucionarios? Dentro de la revolución, todos; contra la revolución, ningún derecho", así lo advirtió en sus "Palabras a los intelectuales" en junio de 1961.

"En una fortaleza sitiada, toda disidencia es traición", con esa frase de San Ignacio de Loyola justificó en varias ocasiones la represión a opositores y críticos.

Al "imperio", su peor enemigo, como se refería generalmente a Estados Unidos, dedicó muchos de sus discursos sin escatimar retórica belicista y sin bajar la guardia ni el tono de sus descalificaciones contra los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca, con especial inquina contra los Bush, padre e hijo.

"Ellos (Estados Unidos) internacionalizaron el bloqueo, nosotros internacionalizamos la guerrilla", señaló alguna vez para explicar la ayuda prestada por Cuba a las guerrillas latinoamericanas.

En el año 2000, en una de sus tradicionales alocuciones en la Plaza de la Revolución por el Día de los Trabajadores, sintetizó su concepto de "revolución" en un párrafo reproducido luego en mensajes televisivos y afiches colocados en las paredes de muchas entidades públicas por todo el país.

"Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado, es igualdad y libertad plenas, es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos", afirmaba Castro en el inicio de esa definición.

Ante un auditorio de estudiantes universitarios en 2005, aseveró que uno de los mayores errores de la revolución cubana "fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo".

Algunas de sus afirmaciones en esa alocución fueron recibidas como una especie de "legado" y "advertencia" para las nuevas generaciones cuando subrayó: "Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos (refiriéndose a Estados Unidos) nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra".

Esas ideas fueron retomadas posteriormente por su hermano y sucesor en el Gobierno, Raúl Castro, para impulsar la "actualización" del socialismo cubano con un plan de medidas centrado en la economía del país.

Pero sin dudas, la consigna más recordada de Fidel Castro será: "Patria o muerte, venceremos".

Con ella, Castro concluía cada una de sus intervenciones, un remedo del grito "Independencia o muerte", utilizado por los mambises contra el Ejército español durante la guerra de Independencia de Cuba.

La enfermedad que lo apartó del poder en 2006 lo alejó también de los discursos hablados pero no de los escritos, como atestiguan sus "Reflexiones", la serie de artículos que escribió sobre diversos temas, la mayoría internacionales, en sus años de convalecencia.

imagen de archivo del expresidente cubano Fidel Castro durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. EFE/UPI/Archivo

EL CLAN DE LOS CASTRO

El líder cubano guardó con especial celo su intimidad y pese a haber tenido una numerosa familia, entre hermanos, hijos, nietos o sobrinos intentó que su vida personal estuviera siempre marcada por la discreción.

Descendiente de un emigrante español de Galicia -Ángel Castro- convertido en terrateniente y de la cubana Lina Ruz, fue el tercero de los siete hijos de la pareja, que encabezó la primogénita Ángela, y el segundo de los tres varones.

Aunque mantuvo con mucha reserva su entorno familiar, en su retiro, Fidel Castro se animó a comentar su infancia y juventud en "Guerrillero del Tiempo", un libro de memorias escrito por la periodista cubana Katiuska Blanco a partir de conversaciones con el expresidente cubano y presentado en 2012.

"Mi padre siempre fue muy cariñoso. Era un hombre de carácter, tenía mal genio, inspiraba respeto. Pero no discutía mucho ni estaba regañando. Era el símbolo de la autoridad", recordaba un anciano Fidel Castro a su padre en ese libro, donde destaca que era su madre quien se ocupaba de la disciplina en la finca familiar de Birán, en la provincia oriental de Holguín.

En ese libro, Castro comentaba que se llevaba bien con todos sus hermanos, -"con algunos más que otros"- y que fue Raúl, cinco años menor que Fidel, quien rápidamente le siguió en "conciencia política revolucionaria".

Su sucesor en la presidencia de Cuba lo siguió desde las primeras acciones de la revolución, y Ramón, el mayor de los varones Castro Ruz (fallecido en febrero de 2016), también participó en actividades contra el dictador Fulgencio Batista pese a que siempre estuvo más apegado a las faenas del campo en el terruño natal.

De sus hermanas, Ángela vivió en Cuba y falleció en 2012 en La Habana (donde no se informó de su muerte), Agustina también reside en la isla y Enma marchó a México y allí se casó en 1960, aunque mantiene los vínculos con la familia.

Juanita, antagonista política y crítica del proceso que encabezaron sus hermanos, está exiliada en Miami (EE.UU.) desde principios de la revolución castrista y publicó en 2009 el libro de memorias "Mis hermanos Fidel y Raúl: La historia secreta" escrito con la periodista mexicana María Antonieta Collins. Fidel recordó de ella su "carácter fuerte" en "Guerrillero del Tiempo".

El líder cubano también se rodeó de discreción en su vida sentimental. Durante muchos años se mantuvo en la sombra su esposa Dalia Soto del Valle, maestra de profesión, cuya relación con Castro, según algunos de sus biógrafos, data de hace más de 40 años, cuando se habrían conocido durante una campaña de alfabetización.

A Dalia Soto se la ha podido ver junto a Fidel Castro -en un discreto segundo plano- a partir del año 2010 cuando reapareció en algunos actos públicos tras haber permanecido cuatro años totalmente apartado por la enfermedad que le retiró del poder.

Casi 20 años más joven que Castro, rubia, de ojos verdes, Dalia se ha dejado ver también ocasionalmente en público acompañada de alguno de sus hijos, cinco varones cuyos nombres comienzan con A: Alexis, Alejandro, Ángel, Alex y Antonio. Estos han tenido una mayor proyección pública en los últimos tiempos.

Alex Castro Soto del Valle nació en La Habana en 1963, es graduado de ingeniería en Tecnología de la Industria Electroquímica en Moscú, pero a partir de 1998 ha ejercido como camarógrafo de la televisión estatal y sus fotografías aparecen en las páginas de varios medios oficiales.

En los últimos años se ha hecho cada vez más visible particularmente como autor de las fotos de su padre publicadas en los periódicos locales y la página web oficialista Cubadebate.

Antonio, nacido en 1969, es el médico especialista en ortopedia que atiende la selección nacional de béisbol de la isla y ocupa puestos directivos en las federaciones nacional y la internacional de Béisbol (IBAF).

Fidel Castro se casó por primera vez en 1948, con Mirtha Díaz Balart, cuando aún estudiaba la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, y fruto de ese matrimonio tuvo a su primogénito Fidel, pero se divorciaron en 1954.

"Fidelito", sin duda el más conocido de los hijos de Castro, estudió Física Nuclear en la antigua URSS y estuvo al frente del programa nuclear de la isla desde 1980 hasta 1992, cuando su propio padre lo destituyó del cargo.

Después, fue asesor del Consejo de Estado, autor de varios libros, y suele aparecer con cierta frecuencia en actos públicos.

Entre los romances y amores fugaces que se le atribuyeron al líder cubano a lo largo de su vida, la más comentada ha sido sin duda la relación que mantuvo con Natalia Revuelta, una bella mujer de la alta sociedad casada con un médico prestigioso, que se involucró en las actividades de la revolución.

De esos amores nació en 1956 Alina Fernández, su única hija (aunque Castro nunca le dio su apellido), que vive en Estados Unidos y que en numerosas ocasiones se ha declarado adversaria política de su padre.

Natalia (Naty) Revuelta vivió en Cuba hasta su muerte en marzo de 2015.

Pero, quizá, quien tuvo el privilegio de ser la mujer más influyente en la vida de Fidel Castro fue Celia Sánchez, su más cercana colaboradora desde la guerrilla de la Sierra Maestra, devenida en su secretaria personal en los primeros tiempos de la revolución, y con quien además mantuvo una entrañable amistad hasta su muerte en 1980 víctima de cáncer pulmonar.

En cuanto a su hermano Raúl, quien tiene fama de ser más familiar de lo que lo fue Fidel, se casó con su compañera de lucha en Sierra Maestra Vilma Espín -fallecida en junio de 2007- con quien tuvo cuatro hijos: Déborah, Nilsa, Mariela y Alejandro.

Su hija Mariela es una de los descendientes de los Castro que ha alcanzado mayor proyección pública y mediática en los últimos años al frente del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) por sus reivindicaciones en favor de los derechos de la comunidad homosexual.

Imagen de archivo del fallecido expresidente cubano Fidel Castro Ruz (dcha), y su hermano Raúl Castro (i). EFE/Archivo

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