Fenacore: 'En España hay agua para todos si se distribuye bien'

El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, está convencido de que "en España hay agua para todos si se usa con eficiencia y se distribuye bien".

Del Campo, que lleva más de tres décadas representando a cerca de 700.000 regantes españoles, critica desde su perspectiva temporal lo que él denomina la "contaminación política del agua", "la fobia" que existe "a los trasvases" o el cada vez más extendido argumento de que es un bien que pertenece "al que lo tiene más cerca".

En una entrevista con Efeagro, el presidente de Fenacore asegura que "2016 no es un año catastrófico gracias a los embalses, excepto para las provincias de Almería, Murcia y Alicante", donde están sufriendo una "sequía prolongada", con "daños en los árboles de secano" y pérdida de plantaciones.

"A diferencia de cultivos anuales como los hortícolas, que si no hay agua no se siembran, con los frutales hay que esperar hasta cinco años para volver a tener producción, con la consiguiente pérdida de nichos de mercado de exportación, que son difíciles de recuperar si los conquistan competidores internacionales", explica.

Del Campo reconoce que, antes de los actuales días de lluvias, "la campaña ha sido corta de agua, pero ha salido adelante".

Sobre la política hidrológica, defiende que hay que ser "mucho más liberal y permitir no sólo las obras de regulación, con todas las medidas de impacto ambiental necesarias, sino también mostrarse más flexible a la hora de permitir mayores trasvases intercuenca de carácter temporal".

"Esa fobia que hay a todo tipo de trasvases, que siempre obedecen a cuestiones políticas y al dicho fácil de 'nos quitan el agua y nos impiden el desarrollo de futuro' crean un conflicto que es falso", asegura.

A su juicio, "el interés político no coincide desgraciadamente con el interés general basado en un bien común" y "el problema del agua en España y su distribución se debe a la "contaminación política" y al "interés localista".

"Parece que el agua no es de todos los españoles, sino del que la tiene más cerca, y eso se está transmitiendo a la sociedad", afirma Del Campo, quien califica la situación de "un engaño, que va, incluso, en contra de la propia Ley de Aguas, en la que se dice que el dominio público del agua es de todos".

Achaca "los conflictos, los recursos entre CCAA y la paralización de la planificación hidrológica nacional" a las "trampas legales para ceder no una cuenca -porque la ley no lo permite-, pero sí la gestión de cuencas intercomunitarias" (que transcurren por varias comunidades autónomas) a gobiernos regionales, como ocurrió con la del Guadalquivir al andaluz.

Desechar el trasvase del Ebro y optar por desaladoras -"que han resultado muy caras por sus brutales costes energéticos"- "tampoco ha solucionado el problema del Plan Hidrológico Nacional", que tiene entre sus principales objetivos "garantizar el abastecimiento de agua de las zonas de Levante que dependen de otras cuencas".

En España, gracias a los embalses y los trasvases hay disponibilidad de agua y "si no existiesen apenas podrían vivir cuatro millones de habitantes si se consideran los ratios actuales de consumo de los meses de julio y agosto".

Divide el país, con una población flotante de 70 millones de personas, en la España húmeda y seca.

Del Campo divide a España en un territorio húmedo, que ocupa el 11 % de la superficie, es una franja estrecha del norte que recorre Galicia, el Cantábrico y los Pirineos, y recibe el 40 % de las precipitaciones del país; y uno seco, en la que incluye a Canarias y Baleares, que "se aprovecha" del otro 60 % gracias a que existen cuencas muy reguladas con embalses y trasvases.

"La solución pasaría -tal y como ya está previsto- por distribuir el agua y, evidentemente, cuando vaya agua de un sitio a otro compensar si se perjudica a alguien con dinero o infraestructuras".

En su opinión, para acometer obras hidráulicas, que tienen siempre un alto coste, "hay que mirar a medio y largo plazo" y no a corto o en legislaturas.

"Para 2050 la población mundial rondará los 9.500 millones de habitantes y será necesario una mayor productividad agroalimentaria", señala.

Su visión de futuro no pasa por "aumentar significativamente la superficie de riego, sino por mejorar la eficiencia" en los trabajos de riego, en lo que España, junto a Israel, es referencia mundial y el primer país en número de hectáreas con riego tecnificado.

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